Cada vez que renuncies a un acto en contra de la voluntad de Dios y decidas obrar en obediencia y amor, Jesús te honrará con su gracia, recompensará tus actos de fe. El aprecia nuestra consagración.
Hechos 7:55 (NTV) dice: “pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios”.
Esteban, hombre de buen testimonio, se defendía de falsas acusaciones. Lleno de la sabiduría de Dios, no podían resistir su testimonio, en ese momento Él ve a Jesús a la derecha de Dios de pie ante su trono, se enfurecieron, taparon sus oídos y decidieron matarlo a pedradas. Mientras lo mataban, Esteban clamaba a Dios para que perdonará los pecados de estas personas. Cuando alguien obra así, Jesús se pone de pie, aclamando y ovacionando este acto de entrega. Dios honra a los que le honran, y es galardonador de los que le buscan.
La decisión de dejar de lado nuestros deseos carnales de venganza desatan el favor de Dios. En otras ocasiones Jesús está sentado en su trono, pero aquí, varias traducciones indican que se pone de pie, como cuando un auditorio sentado, comienza a aplaudir con tanta admiración que parece no alcanzar y se pone de pie. Así debemos hacer, abandonar las deseos de pecado, honrar a Dios con fe, predicar el evangelio y defender su palabra. Decide hoy vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, Él te honrará, se alegrará y se pondrá de pie por ti.
Oremos así:
“Padre Celestial, fortalece mi fe, dame entendiendo, sabiduría y llename de tu Espíritu Santo para que pueda hablar con denuedo y amar a los que agreden. Lo creo y declaro en el nombre de Jesús. Amén”