El señor de los ejércitos te entrego una espada y esa espada es la palabra de Dios, La escritura sagrada del rey de reyes se transforma, cuando la usamos, en una espada espiritual reluciente, afilada; muchos creyentes tienen esa espada descuidada y olvidada.
Versión audio:
Abre tu corazón al Señor, ríndete ante Él y reconoce su poderío y señorío, el es llamado «El Señor de los ejércitos» Cuando David derroto a Goliat le dijo «¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? (1 Samuel 17:26 NVI) y mira que interesante lo que dijo el Señor cuando se le aparece a Josué:
En el relato de Josué 5:13-15 vemos una aparición de Jesús como el “Príncipe del ejercito de Jehová” con una espada desenvainada en su mano, listo para usarla.
El Señor Jesús es nuestro comandante, general y príncipe, es un líder de guerra, de ejércitos y escuadrones, el rey de reyes, nuestra máxima autoridad y nosotros somos sus soldados victoriosos. Desenvaina esa espada que te fue entregada, es tuya, es para que la uses con poder, con el poder de su Espíritu. El Señor capacita a su ejército con toda su armadura, Por un lado nos da el escudo para resistir, pero también quiere que uses la espada para ser ofensivo, para avanzar, para cortar, destruir y derribar toda obra de maldad y toda oposición.
Esta espada espiritual tiene el objetivo de destruir el mal en nuestras vidas y en las naciones. Tienen la capacidad de liberarnos de la cautividad, de romper cadenas de amargura, tristeza, pobreza y enfermedad.
En Isaías 49:2 dice: “»Hizo de mi boca una espada afilada, y me escondió en la sombra de su mano; me convirtió en una flecha pulida”
Esto significa que la espada se ejecuta con palabras de fe, autoridad y firmeza, la palabra de Dios toma muchas formas, algunas veces es agua para nuestra sed, otras veces es aceite para nuestra sanidad, también se transforma en sabiduría y consejo, pero en ocasiones esta palabra es una espada para la guerra, para ser ofensivos y avanzar en la batalla. Dios quiere que sus hijos avancen, pero no pueden hacerlo a menos que sean diestros con la espada, porque estamos en batalla contra el maldad, el mundo y el enemigo. Es hora de levantarse a guerrear, es hora de usar la espada desenvainada.
Di conmigo: «Hoy me levanto en el poder del Espíritu y desenvaino mi espada que es la palabra de Dios, la tomo en mi mano y comienzo a cortar todo lo que me aflige, a cancelar todas mis dificultades, me vuelvo en contra de toda oscuridad y dificultad porque soy más que vencedor, mayor es el que está conmigo y más son los que están de mi lado. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» Amén.