Comenzar el día con una íntima comunión con Dios es una práctica espiritual fundamental para los cristianos. Al orar y leer la Biblia en la mañana, estamos invitando a Dios a ser parte de nuestro día y a guiarnos en todo lo que hagamos. La intimidad con Dios nos da la fuerza para enfrentar los desafíos diarios y nos ayuda a mantener nuestra fe en tiempos difíciles.

Cuando ponemos a Dios primero en nuestras vidas, estamos reconociendo su importancia y su Poder sobre nosotros. Al hacerlo, estamos abriendo nuestros corazones y nuestras mentes para recibir su amor y su sabiduría. A medida que nos acercamos más a Dios, nos damos cuenta de que nuestra verdadera felicidad y propósito se encuentran en él.