Devocionales

ORACIÓN de la Mañana de Hoy con el Salmo 57

Te alabo Señor, por ser el refugio de mi alma, porque me das cobijo y me llevas por la senda correcta. Te alabo porque fuera de ti no hay otro Dios que cuide de mí. Te alabo porque llenas mi vida de tu gracia y de tu verdad. Te alabo Señor porque tu gloria y poder cubren toda la Tierra. Mi alma salta de gozo al escuchar tu palabra, digno eres Señor de toda honra, pues tu poder y misericordia son eternos. Que alaben tu nombre todos los seres de la tierra, del cielo y de debajo de la tierra, que tiemblen ante tu nombre los que viven en las sombras y que la luz de tu majestad ilumine cada rincón de la tierra. Te alabaré señor cada día, donde sea que vaya alabaré tu Santo nombre.

             Por más alto que tenga que levantar mi vista para encontrar la cima de los montes, tú estás conmigo, tú me ayudas a caminar, tú me proteges, tú me guías, alabado seas por siempre Señor mi Dios, Padre. Alabado seas porque tu poder es eterno, por tu infinita misericordia, porque no hay otro como Tú, tan grande y maravilloso.

             Digno eres de toda alabanza Señor, toda mi vida invocaré y bendeciré tu Santo nombre. ¡Tú eres mi Salvador y mi Dios! ¿De qué podré temer? Si tú siempre vas delante de mí, allanando mis caminos.

             Padre, ten piedad siempre de mí, ten piedad de mis faltas, por cada una de las veces que he dañado a otra persona con mis palabras o acciones. Por cada vez que alguien ha necesitado mi ayuda y me he quedado de brazos cruzados, viendo como las aves de rapiña despedazan su alma. Perdón señor por mi soberbia, que me hace creer que soy suficiente, que mi propia fuerza me basta para hacerlo todo y que no necesito de ti. Te pido perdón por algunas veces no hacer tu voluntad, porque me indicas el camino de la salvación, porque deseas librarme de las trampas del enemigo y aún así yo soy necio e intento seguir mi propio camino. Te pido perdón por no usar siempre los dones que Tú me has dado, para la edificación de tu reino, por no seguirte, por tener miedo de remar mar adentro, donde Tú haces la pesca abundante.

 

             Envía padre, quien venga en tu nombre y me tienda su mano, que no me deje caer al fondo del abismo, envía Padre quien me libre de la trampa, quien me aconseje con amor y me guie en tus senderos. Envía siempre tu verdad delante de mí y abre mi mente y mi corazón para saber identificarla. Hazme distinguir entre lobos y corderos, entre serpientes y águilas. No permitas pasar los días de mi vida entre falsos amigos, entre aquellos que cavan un hueco y se esconden a ver como caigo.

             Haz también de mí una persona nueva, envía al Espíritu Santo a vivir en mi corazón, que lo transforme en un corazón atento, deseoso de vivir por siempre en tus senderos. Despierta Señor, mi corazón. Que te alabe día y noche, que te ame día y noche, que me encuentre en tu presencia, como quien encuentra un tesoro. Que mi vida atesore tu Santo Espíritu, como quien encuentra el bien más preciado de todos. Ayúdame a seguir tu camino con la misma fe y confianza de Abraham, que sin importar lo que queda atrás, se puso en marcha a la tierra que tú le prometiste, sabiendo que tu solo obras para el bien.

 

             Gracias Padre por cuidar de mi cada día, por acompañarme a donde quiera que vaya, porque pones tu esperanza en mí, sabiendo que puedo dar más, que puedo edificar más, que puedo ayudarte más a construir el reino que quieres para toda la humanidad. Gracias Señor porque has plantado tu palabra en lo profundo de mi corazón y me haces buscarte cada día, porque me libras de los impíos y guías mis pasos. Gracias por darnos vida verdadera, por abrir las puertas del cielo y por enviarnos al Espíritu Santo para renovar nuestras fuerzas para levantarnos cada vez que caemos. Recibo con amor tu voluntad para mi vida, en el nombre de Jesús, Amén.

 

1 Comentario

1 Comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Arriba