Devocionales

Empezando el día con la sabiduría del salmo 119

“Bienaventurados los perfectos de camino,

Los que andan en la ley de Jehová.

Bienaventurados los que guardan sus testimonios,

Y con todo el corazón le buscan”.

Así amado Señor, me dirijo a ti, con el salmo 119:1-2 en la versión reina valera, teniendo la certeza de que aunque pase por aguas turbias y me sienta débil o en soledad, a tu lado tengo confianza, tu firmeza siempre me acompañara, pues creo en ti, Señor. Tú eres la roca donde he construido mi casa y en los atrios de tus templos es donde mi corazón se goza. Feliz me siento de seguir tus enseñanzas y atender tus mandatos, feliz porque te busco de todo corazón y tu, Señor, no has ocultado tu rostro. Feliz me siento de seguir el camino del Señor, pues Tú has ordenado que tus preceptos se cumplan estrictamente. ¡Ojala siempre me mantenga yo firme en la obediencia de tu palabra, Señor! Te alabaré siempre con corazón sincero y siempre aprenderé de tu justicia, por eso, nunca me abandones, Señor, permíteme seguir aprendiendo de ti cada día.

Me afianzo de tu mano con los versos 3 al 8

“Pues no hacen iniquidad

Los que andan en sus caminos.

Tú encargaste

Que sean muy guardados tus mandamientos.

¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos

Para guardar tus estatutos!

Entonces no sería yo avergonzado,

Cuando atendiese a todos tus mandamientos.

Te alabaré con rectitud de corazón

Cuando aprendiere tus justos juicios.

Tus estatutos guardaré;

No me dejes enteramente”.

 

He guardado, Señor, tus palabras en mi corazón y te busco de todo corazón; No permitas que me aparte de tus mandamientos, ni que deje de vivir en tu palabra. Quiero llevar, Señor, una vida limpia, para no pecar contra ti. Bendito eres, Señor, benditas son también tus leyes, que has dejado a los hombres para que vivamos una vida en plenitud, armonía, respeto y paz entre todos. Pues tu palabra está cargada de todo el amor y la esperanza que depositas en cada uno de nosotros y también tus enseñanzas, son enseñanzas de amor, de hacernos parte del sufrimiento del otro y ayudarlo a levantarse. Meditaré día y noche en tus preceptos, Señor y pondré mi atención en tus caminos, me alegraré siempre en tus mandatos más que de las riquezas de este mundo, que viene la polilla y se las lleva.

Decreto como rhema en mi, los versos de tu salmo 119:9-11

“Un joven halla una vida limpia a través de la palabra de Dios.

¿Con qué limpiará el joven su camino?

Con guardar tu palabra.

Como alguien guarda la palabra de Dios.

Con todo mi corazón te he buscado;

No me dejes desviarme de tus mandamientos.

En mi corazón he guardado tus dichos,

Para no pecar contra ti”.                                            

 

Abre mis ojos, Señor, para que contemple las maravillas de tu enseñanza, que tus preceptos sean mis consejeros en la vida, ayúdame, Señor a que mis ojos puedan ver desde el discernimiento de tu palabra, cambia mi mirada de rencor o envidia en comprensión y sincera alegría por mis hermanos y que no me quede quieto nunca ante los que sufren, pon en mis labios tu justicia, para que siempre tenga la valentía de alzar mi voz por quienes no pueden hablar y están siendo oprimidos. Señor, transforma la vida de este siervo tuyo, para que sea como un centinela de tu palabra y sea imagen viva de tu ley. Dame entendimiento, Señor, para seguir tus preceptos, pues quiero meditar en tus maravillas por siempre. Aléjame de los labios mentirosos y favoréceme con tu enseñanza, Tú eres la verdad y la vida, quédate siempre conmigo, Señor. Dame sabiduría para guardar tu enseñanza, llévame por el camino de tus mandamientos para que este en ellos mi felicidad; haz, Señor, que mi corazón siempre prefiera honrarte a tus mandatos a las ganancias mal habidas, no dejes que me aparte de tu camino ni que siga a falsos dioses.

Muestra Señor, tu amor y tu salvación, como has prometido en tu palabra, para poder responderle al mundo que confío plenamente en tu palabra. No quites de mi boca tu verdad, Señor, pues así podre durante todo el día poner en práctica tus enseñanzas. Hablaré a todas las personas sin importar su posición de las maravillas de Dios en la historia de la salvación y en cada día de nuestras vidas, quédate siempre cerca Señor. Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.

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