Devocionales

Oración por fe inquebrantable con el salmo 125

Señor, tu justicia es eterna. Por eso son felices quienes honran al Señor, quienes lo recuerdan día y noche y que tienen presente sus palabras, felices quienes confían en su poder y en su salvación, quienes guardan santo temor de su Nombre y confían en su misericordia. Porque tu Señor, eres Dios de justicia y verdad, amas la rectitud del hombre y no te olvidas de él en su caminar. Bendita sea la sabiduría del Señor, que sabe recompensar al hombre bueno y dar su merecido al malo; que pone todas las cosas bajo la luz de la verdad y que corrige con amor a sus hijos. Por eso proclamo junto al salmista David, el cantico de Salmos 125:1-2 de la versión Reina Valera.

Los que confían en Jehová son como el monte de Sion,

Que no se mueve, sino que permanece para siempre.

Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella,

Así Jehová está alrededor de su pueblo

Desde ahora y para siempre.

Los que confían en tu nombre, son como rocas, que no puede ser movido; muchas personas son como la arena, inestables; otros son como el mar, inestables, también hay quienes son como el viento, inseguras en su andar; pero Tú a cada uno de los creyentes nos dices al corazón “Tú eres Pedro” y nos afirmas como roca firme, como el monte Sión, que permanecerá para siempre, pues, así como las colinas rodean a Jerusalén, Tú rodeas a tu pueblo por siempre.

Muchas veces, las situaciones de la vida, puede hacernos sentir sacudidos, tristes, incluso defraudados; pero quienes confiamos en el Señor, tenemos un fundamento fuerte que no se debilita. Tú, Señor, afirmas nuestros pasos y renuevas nuestras fuerzas, nos haces volar tan alto como las águilas y cruzar hasta mares enteros sin el temor de ninguna tormenta. Nuestra fe en Ti nos conforta y nos aguarda de todo peligro. Por eso, Señor, ya no vivo en el temor, sino que confío en mi Padre celestial que cuidas de mi en todo momento y sabes siempre que es lo mejor.

Mi confianza en ti, Señor, es tan firme que me hace no moverme de mi lugar; es estable y firme, como una roca; pues Tú, Señor, has afirmado que no solo estarás conmigo en cada momento, sino que también estarás a mi alrededor para cuidarme, sé que vas delante de mi afirmando mis pasos y que como le dijiste al profeta Jeremías, pondrás tus palabras en mi boca. Derrama, Señor tu bondad sobre los que tienen un corazón recto, has tu justicia sobre la tierra, endereza a quienes van por caminos torcidos y afirma todo tu pueblo en la confianza de tu Nombre, que todos podamos ver que Tú eres El Señor, que eres juez justo y bueno; nosotros los que confiamos en Ti, buscaremos hacer siempre el bien, con la confianza en que no estaremos solos en la lucha; Tú nos acompañarás, nos ayudarás a superar todas las dificultades y recompensarás nuestra fidelidad; pues tu palabra dice que no reposará la vara de la impiedad sobre la heredad de los justos.

No sea que extiendan los justos sus manos a la iniquidad.

Haz bien, oh Jehová, a los buenos,

Y a los que son rectos en su corazón.

Mas a los que se apartan tras sus perversidades,

Jehová los llevará con los que hacen iniquidad;

Paz sea sobre Israel.

Esta es la protección que Tú has prometido a tu pueblo que confía en El. Esa confianza que implica una relación personal con tu Nombre, de conocimiento y de experiencia de tu Santo Espíritu en nuestra propia vida. Gracias Señor por afirmarnos en esta tierra, por protegernos de los peligros y por darnos fortaleza y firmeza ante los vientos del mundo. En tu Nombre Jesús, amén.

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