Comentarios Bíblicos

No Tardes en Obedecer a Dios – Por John Bevere

Por John Bevere

Hubo un tiempo en mi vida cuando en el que hubiera dicho que temo a Dios – pero mis acciones decían algo diferente.

Algunos años atrás estaba buscando una editorial para mi primer libro y fui abordado por una editorial nacionalmente conocida. Cuando la editorial nos dio su propuesta, el trato parecía ser bueno y verdad. No podía creer que una casa editoral como esa estuviera interesada en mi libro. Pero mientras Lisa y yo orábamos, los dos no sentíamos la paz y tranquilidad que provienen de Dios para seguir adelante Sin embargo, después de semanas de escucharlos, me ganaron. Con el pasar de los días había acallado a la falta de paz que sentía y en contra de lo que el Espiritu Santo me decía y las precauciones de mi esposa, firme el trato.

Fue un desastre. Inmediatamente después de haber firmado el contrato, una gran cantidad de problemas se desataron.

Por el lapso de tres meses, estuve continuamente batallando con la enfermedad y dolencias. Pase de una gripe a una infección viral y una fiebre que duró semanas. Despues vinieron dolencias en la rodilla y anduve en muletas. Para hacer las cosas peores, nada parecía estar avanzando con la editorial — no podíamos ponernos de acuerdo en nada, y nuestra relación se fue fraccionando. Esto pudo haber sido la razón por la que David escribió: “Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra” Salmo 119:67

Dios fue un poquito misericordioso conmigo en esta situación, y me permitió ver la locura que había cometido. Yo puse el éxito ministerial por encima de la obediencia a El. Admití mi error delante de Dios y mi esposa, Lisa. Fui perdonado y limpiado. ¡Su misericordia es sorprendente! Sin embargo, yo seguía atrapado. Necesitábamos un milagro para podernos salir del contrato con la editorial. Lisa y yo juntamos las manos para clamar a Dios que interviniera. Algunas semanas después, la editorial escribió y dijo que cancelaba el contrato. Yo sentí alivio, pero este vino con un precio alto a pagar – la prueba nos costó 4,000 dólares, una enorme pérdida para nuestro a penas creciente ministerio ¿Pero por que cometí este error en primer lugar? La respuesta más honesta es que me enfoqué en la abundacia en lugar de en el temor del Señor.

Esto abrió la puerta a la lógica y al aparente éxito para anular y silenciar lo que Dios estaba dejando claro a mi corazón. La verdad es que la obediencia es la expresión del temor al Señor. Cuando le tememos a Dios, lo obedecemos enseguida – aun cuando eso duela, aun cuando no lo entendamos, aun cuando no veamos el beneficio, y el fin.

La obediencia de Abraham

Si vemos en la historia cuando Dios pide que Isaac sea sacrificado, Abraham está lleno de este concepto. Revivamos su gran prueba.

Una noche Dios le da instrucciones de que sacrifique a su hijo Isaac. ¿Estaba oyendo correctamente? ¿Es este un mal sueño? No puede ser, piensa. ¿Cómo puede ser? Yo amo a mi hijo. No puedo matarlo. Reyes y naciones prometen llegar a través de él. ¿Cómo esta promesa se va a cumplir si el muere?

Pero por encima de su falta de entendimiento, leemos: “Abraham se levantó de madrugada y ensilló su asno” (Genesis 22:3) El obedeció instantáneamente, y de seguro eso lo estaba lastimando. Isaac era en quien se cumplía completamente la promesa de Dios en su vida. El espero pacientemente y creyó en Dios por más de 25 años par aver la promesa de Dios – y ahora El le estaba pidiendo que renunciara a su hijo, y Dios no le dio una explicación. Sin embargo, sin entenderlo, el obedeció.

Conocemos el final de la historia, pero Abraham no lo sabía. Todo lo que el sabía era que temía a Dios y confiaba en El plemente, aun cuando no tenía sentido en su mente.

Porque El temía a Dios, no se resistió a obedecer completamente. El escaló la montaña, construyó el altar, ató a Isaac, y estaba listo para traspasar el corazón de su amado hijo con un cuchillo. El obedeció Cuando el cuchillo estaba sobre Isaac, un ángel de repente apareció y lo detuvo “No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada. Porque ahora sé que temes a Dios” (Génesis 22:12)

¿Cómo sabía el ángel que Abraham temía a Dios? Porque el obedeció enseguida, cuando no tenía sentido, cuando era doloroso, y sin ninguna promesa de que algo bueno sucedería, el caminó en fe. Su prioridad sobre cualquier otra cosa fue la obediencia a Dios. Si tu temes a Dios, tu lo obedecerás con todo tu corazón lo que te pida.

Te animo a que no cometas el mismo error que yo. Yo prioricé mis propios deseos por encima de obedecer a Dios, y me costó mucho. Después de arrepentirme, Dios restauró esa situación y me conectó con la editorial correcta, pero todos los problemas por los que pasé pudieron haber sido evitados si hubiera seguido su consejo desde el primer momento. La obediencia retrasada o parcial es desobediencia a los ojos de Dios y solo nos dirige lejos de sus bendiciones para nuestra vida.

¿Qué te está pidiendo Dios que hagas? Hazlo, y hazlo por completo. Tu obediencia a Dios abrirá las puertas de sus bendiciones y te posicionará en el lugar que Él tiene para ti.

Texto publicado en el blog del pastor John Bevere – Adaptado y traducido por avanzapormas.com original: messengerinternational.org/blog/devotional/

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