Grandes e innumerables son los beneficios que Dios tiene para nosotros, nuestro Padre nos colma de bienes, favores y sanidad. Nos rescata, renueva y perdona. No olvidemos jamás que no hay lugar ni persona, que pueda ofrecernos más beneficios que nuestro Dios.
El Salmo 103:2-5 dice: “Alaba, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas”. Los beneficios de Dios son dignos de ser recordados continuamente, nuestra meditación y pensamientos deben estar siempre en los beneficios de Dios. Este salmo nos anima a no olvidar, porque el olvido nos puede conducir a caer en engaños, a ser seducidos por el mal y pensar que puede haber cosas mejores fuera de Dios. Las beneficios que son nombrados incluyen: la sanidad y salud física, el perdón de los pecados, la ayuda cuando caemos en momentos difíciles, tener siempre disponibles su amor y compasión. Luego nos dice que nos colma de bienes, ésto incluye un sinfín de bendiciones para nuestra plenitud. También nos rejuvenece como a las águilas, que es vivir renovados y fortalecidos cuando nuestras fuerzas se comienzan a agotar.
Hagamos esta oración:
“Padre mío, hazme recordar continuamente todos tus beneficios, porque ellos suplen todo lo que necesito. Renuncio a creer que fuera de ti hay mejores cosas, porque tu palabra dice que nos colmas de bienes. Recibo ahora todos tus beneficios en el nombre de Jesús. Amén”