Comentarios Bíblicos

La perseverancia es el fuego en los huesos

Por John Hagee

A lo largo de la historia, han existido hombres que aprendieron que la perseverancia es la llave a la excelencia. El retrato de la perseverancia lo podemos notar en Noé trabajando para construir el arca, durante ciento veinte años, con toda la humanidad riéndose de él. Su generación jamás había visto la lluvia. Vivían a miles de kilómetros del agua. La perseverancia de Noé hizo que construyera el barco diseñado por el Arquitecto de todas las eras.

La perseverancia fue lo que hizo entrar a los animales en el arca. La perseverancia hizo que la esposa de Noé y sus hijos entraran al barco, bajo un cielo azul y con cuarenta grados centígrados de temperatura.

La perseverancia es el fuego en los huesos, lo que nos llevará más allá del ridículo, la burla y el rechazo.
La perseverancia no necesita la aprobación de los demás.

La perseverancia dice:
Por la fe: ¡Muévete montaña!
“Nada os será imposible” (Mateo 17:20)
Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31)
“Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4)

La noche antes de que le cortaran la cabeza a Pablo, este apóstol de la perseverancia tomó su pluma, y a la luz de la vela escribió:

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:7-8).

Piense en esa promesa. Está disponible, para todos los que perseveremos. Es una corona de rectitud.

¿Le han derribado?
¿Un amigo querido le ha traicionado?
¿Ha sufrido la pérdida de un ser querido?

¿Está luchando contra una enfermedad mortal?
¿Está pasando por una crisis financiera?
¿Le ha golpeado la tragedia, como rayo caído de un cielo límpido y claro?
¡Levántese! ¡Levántese! ¡Levántese AHORA!

¿Ha fracasado usted en su matrimonio? ¿En sus negocios? ¿En su educación? Dios es el Dios de la segunda oportunidad. ¡Inténtelo de nuevo! No busque una coartada; inténtelo una vez más.

¡La perseverancia es una decisión! Una decisión que toma todo ganador, incluyendo al ganador de la medalla de oro en las olimpiadas. El maratón comienza, y todos corren bien al principio. Pero luego algunos comienzan a transpirar. Después de varios kilómetros, algunos están exhaustos. Uno se cansa y abandona. Otro tropieza. Otro se desmaya. Otro se desvanece por falta de aire.

¿Quién gana? El que persevera hasta el final. El vencedor es el que recibe la corona.

Y la vida en grande comienza cuando miramos dentro de nuestra alma y decidimos que no jugaremos el papel de cobarde. Tomamos una decisión definitoria. Vamos a resistir. Vamos a perseverar… ¡punto!

La gente perseverante lo logra de “todos modos” . Le desafío a vivir según estas decisiones que deben tomarse “de todos modos”.

Descubrirá que las personas son irracionales, ilógicas y egocéntricas. ¡Pero las amará de todos modos!
Si hace el bien le acusarán de tener motivos egoístas. ¡Haga el bien de todos modos!

El éxito le traerá amigos falsos y enemigos verdaderos. ¡Alcance el éxito de todos modos!
El bien que haga hoy será olvidado mañana. ¡Haga el bien de todos modos!

Las personas más grandes, con las ideas más grandes, pueden ser derribadas por enanos mentales con ideas diminutas. ¡Piense en grande de todos modos!

Lo que le toma años construir, puede ser destruido de la noche a la mañana. ¡Construya de todos modos!

La gente necesita ayuda, pero quizá le ataquen cuando les extienda una mano. ¡Ayúdelos de todos modos!

Darle al mundo lo mejor de sí puede resultar en recibir un puntapié. ¡Ofrézcale al mundo lo mejor de sí de todo modos!

¡Sea persistente! ¡Nunca… nunca… nunca abandone! ¡Es demasiado temprano para claudicar!

John Hagee. Pastor de la Iglesia Connerstone, en San Antonio (Texas).

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