Cuando le entregas tu corazón al Señor, Él te entrega Su corazón a cambio; es como un trasplante en el cual el Creador se lleva tu corazón de piedra y lo reemplaza con uno de carne que te traerá una compasión nueva, una generosidad nueva y que se va a quebrantar por lo mismo que se quebranta el corazón del Señor. Cuando tienes un corazón nuevo, amas sin reserva y lo das todo, siembras sin esperar recompensa y tu diario vivir así lo refleja, porque sabes que ‘Donde está tu tesoro, está tu corazón’. Un mensaje que nos motiva a restablecer las prioridades en nuestra vida.