Por Randy Morrison
Ser grande es algo que todos buscamos llegar a ser, de un modo u otro. Generalmente la grandeza es muy mal entendida por aquellos que la buscan. Lo que realmente hace grande a una persona se puede ver en Génesis 12:1-3, cuando Dios llamó a Abram, lo sacó de su tierra natal con la que estaba familiarizado y lo llevó a una vida de grandeza. Abram se convirtió en alguien grande obedeciendo el llamado de Dios en su vida. Para que Abraham diera el paso hacia la grandeza, Dios tuvo que cambiar su nombre de Abram, que era sólo un hombre errante sin una visión, a Abraham, un hombre con una visión que iba más allá de sí mismo. La visión de Dios de la grandeza para Abraham estaba ligada a su asignación a ser de bendición para la humanidad. Hay lecciones importantes de Génesis 12:1-3:
Para lo que sea que Dios nos llama a ser y hacer, también nos dará la capacidad para llevarlo a cabo.
Si Dios puso una promesa en nuestros corazones, Él siempre creará la atmósfera para que eso suceda.
La visión que Dios tiene para nuestras vidas suele estar en contradicción con lo que nos enfrentamos en ciertos momentos de nuestras vidas.
La expectativa de Dios para nosotros es el que seamos buenos administradores sobre cualquier grandeza nos ha sido confiado.
La grandeza es lo que nos posiciona para cumplir con nuestro propósito.
CUANDO SOMOS CAPACES DE UTILIZAR LOS RECURSOS DE LA TIERRA
PARA BENDECIR A OTROS, ESTAMOS EN EL CAMINO A LA GRANDEZA.
¡Veamos las herramientas de hoy y alcancemos la grandeza!
Si vamos a alcanzar la verdadera grandeza, debemos comenzar con nuestro carácter. ¿Qué es el carácter? Se trata de los rasgos y estándares morales y éticos que muestran quiénes realmente somos. La grandeza tiene mucho que ver con la forma en que nos comportamos cuando nadie nos está mirando. Tus dones y talentos pueden llevarte a la cima, pero necesitas carácter para mantenerte ahí. La verdadera grandeza es la fuerza de carácter para ir en contra del sistema de valores de este mundo, que no celebra el carácter como lo hace Dios. Los que tienen el carácter de Dios serán lo mismos en público como en privado. El buen carácter es la mejor póliza de seguro.
RECUERDA: El carácter es la clave de la grandeza. Si nos ocupamos de nuestro carácter, nuestra grandeza se hará cargo de sí misma.
Maximizamos nuestro potencial de grandeza cuando mostramos al mundo nuestro mejor yo. La grandeza sólo se puede lograr cuando nos pasamos la vida trabajando en convertirnos en nuestros mejores «yo». Esto significa que no vamos a llegar a ser grandes comparándonos con los demás, porque al compararnos estamos diciendo que Dios no hizo un buen trabajo en nosotros. Cuando no somos nuestros «yo» auténticos, nunca experimentaremos la verdadera grandeza en nuestras vidas.
EL NO SER LOS MEJORES «NOSOTROS MISMOS», ROBA A DIOS SU INVERSIÓN EN NOSOTROS.
¡¡Dios te ha aprobado!! En Jeremías 1:5, Dios manifestó su aprobación hacia Jeremías en que Él conocía a Jeremías antes de que lo formara en el vientre materno. Nuestra existencia es la prueba de que Dios nos aprueba. En otras palabras, no necesitamos la aprobación de otra persona para ser nosotros mismos.
Jeremías 1:5 revela 3 razones por las que tú estás calificado para la grandeza: Tú eres el primer y único «tú» que Dios ha hecho jamás. Tú eres el único tú con vida en este momento. Vas a extinguirte. Nunca habrá otro como tú después de que te hayas ido.
Jesús es el mayor ejemplo de grandeza. Él todavía está haciendo hoy una diferencia en las vidas de la gente. En Mateo 8, un centurión también demostró la grandeza. Este vino a Jesús solicitando ayuda para su siervo. ¡¡Ser grande significa que puedes poner las necesidades de otras personas por encima de las tuyas!! El centurión reveló su humildad en su respuesta a la voluntad de Jesús ir a su casa a sanar a su siervo: «No soy digno de que entres en mi casa …» La humildad de una persona nace cuando toma conciencia de sus propias fortalezas y debilidades. Jesús reconoció la humildad del centurión y se maravilló de su grandeza.
EL CENTURIÓN TENÍA CUALIDADES QUE REVELABAN SU GRANDEZA EN LOS OJOS DE JESÚS.
Era un líder que se preocupa por los demás. No se puede ser grande si no te preocupas por otras personas.
Él fue humilde a pesar del poder que tenía. No pensó que era demasiado importante como para servir a la gente.
Jesús también modeló esta cualidad de la grandeza con sus discípulos, cuando les lavó los pies. Este era el trabajo del esclavo más bajo. De este modo, Él estableció el patrón para aquellos que deseen alcanzar la grandeza. No vivimos para ser servidos; vivimos para servir a los demás. A medida que deseamos alcanzar la grandeza, tenemos que hacernos una pregunta: ¿Estamos haciendo por los demás, lo que Jesús ha hecho por nosotros?
«Sólo una vida vivida para los demás, es una vida que vale la pena vivir.»
-Albert Einstein-
Randy Morrison es el pastor principal de la Iglesia Speak the World Church International en Golden Valley en Minnesota. Sus experiencias de la vida real con enseñanza basada en la Biblia, año tras año ha ayudado a transformar las vidas de miles de personas. Contacto: www.randymorrison.org