Devocionales

Alabanza para protección con el Salmo 145

Cada día hablaré de tu grandeza, Señor, y bendeciré tu nombre por siempre. Porque Tú eres grande y digno de confiar; también eres digno de toda alabanza, pues tu grandeza excede todo nuestro entendimiento. Aún desde el silencio, el Señor me sostiene y me santifica, aun cuando, por momentos, a causa del mundo, no puedo escuchar su voz, mi confianza en Él me hace profundizar en mi corazón y encontrar ahí su luz, que me guía en cada paso que doy.

Te rindo alabanza con el salmo 145: 1 al 6 de la Nueva versión Internacional

 

“Te exaltaré, mi Dios y Rey;

por siempre bendeciré tu nombre.

Todos los días te bendeciré;

por siempre alabaré tu nombre.

Grande es el Señor, y digno de toda alabanza;

 su grandeza es insondable.

Cada generación celebrará tus obras

 y proclamará tus proezas.

Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad,

 y yo meditaré en tus obras maravillosas.

Se hablará del poder de tus portentos,

 y yo anunciaré la grandeza de tus obras”.

Tú, Señor estas cerca de quienes te invocan con sinceridad y no dejas de escuchar a quienes claman a tu nombre; a todos nos haces beber y comer en los verdes campos y nos llenas de tu paz.

Llévame, Señor, a anunciar tus maravillas en cada sitio donde yo vaya, úsame como instrumento para llevar tu mensaje y tu verdad a quienes más lo necesitan. Envíame, Señor a proteger a los que sufren, pues dice el salmista que Tú eres Tierno y Compasivo, eres paciente y todo amor; Tú, Señor eres bueno con todos y con ternura cuidas de todo cuanto has creado. Pues la salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, Señor eterno de toda la tierra y todo lo que hay en ella, por siempre. Señor, dame un corazón entregado a la alabanza como David; que pueda ver en retrospectiva todas las grandezas que has traído a mi vida y conmovido pueda decir: Gracias. Un corazón que te exalte, enaltezca y te honre en verdad; Señor, que mis labios bendigan siempre tu Santo Nombre y que mis manos siempre estén prestas a servirte a ti donde haya quien lo necesite.

Señor, te alabo cada uno de mis días, hasta las cosas más sencillas hablan de las grandezas de tu nombre, ¡Todas tus obras son dignas de alabanza, Señor! Que toda la tierra cuente las maravillas que ha hecho el Topoderoso, así se animarán los unos a los otros en las virtudes y en la santidad. Alabaré por siempre tu majestad, tu sabiduría, tu presencia constante en cada uno de mis días, tu guía a cada uno de mis pasos, tu cayado que me sostiene cuando mis pies resbalan, el amor que me regalas en la vida, la esperanza que pones en mi, para que yo avance en la vida para llegar hasta ti, el conocimiento completo de tu Poder, pues te has revelado en toda tu verdad para quienes te aman y te bendicen y te has puesto al lado de cada uno para acompañarnos en el camino, delante de nosotros, para que nuestras palabras siempre sean filtradas por el poder de tu amor y detrás de nosotros, para protegernos de los peligros que no podemos ver. También en mis días bendeciré los hechos maravillosos de Dios, su planificación para cada una de nuestras vidas, la creación y todo lo hermoso que podemos ver a nuestro alrededor, sus obras de providencia, que sostiene a tantos de nosotros cada día y en especial, su salvación, pues el Señor no ha librado de la muerte y de la esclavitud del pecado, para que en cambio, ahora podamos vivir en la luz y la verdad, tengamos paz y libertad y podamos, en esta vida y en la próxima, llenar de felicidad donde antes estaba vacío.

Te pido Señor, por todos los creyentes, para que se afiance su fe en tu Santo Nombre, pues tu eres digno de confiar y, por la infusión de tu Santo Espíritu, nos llenas de fuerzas para continuar nuestros caminos;

Arrebato tu promesa en el salmo 145: verso 20 y 21 que asegura:

“El Señor cuida a todos los que lo aman,

pero aniquilará a todos los impíos.

¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor!

¡Alabe todo el mundo su santo nombre,

por siempre y para siempre!”.

Danos, Señor, el deseo de seguirte cada día y regocijarnos de vivir en tus caminos y que las palabras de alabanza a tu grandeza broten como la miel cada uno de nuestros días, te lo pido en el Nombre de Jesús,  amen.

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