Serás bendecido y recompensado por dejarte guiar por el Señor Jesús, él es el buen pastor de tu alma, te guía por sendas de justicia, conforta tu alma, renueva tus fuerzas y unge todo en tu vida con gozo y alegría.
El Salmo 23:1-3 dice: “El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito. En verdes prados me deja descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos. Él renueva mis fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre”. Vivir en el descanso del alma es una consecuencia de estar en comunión con Dios, no tiene tanto que ver con nuestro entorno. Hay quienes poseen todo lo que quieren, y aun así viven ansiosos temiendo perderlo, y hay quienes no lograron lo que desean, y viven ansiosos temiendo nunca tenerlo. Puede haber dos personas haciendo el mismo trabajo, en el mismo lugar, con el mismo tiempo límite, sin embargo, una lo hace con calma y la otra llena de ansiedad y preocupación. Cristo es en nosotros, todo lo que nosotros necesitamos. Él manifiesta su poder de acuerdo a nuestra necesidad. Cuando dejamos que la presencia de Dios nos llene, seremos capaces de soportar lo que antes nos irritaba; podremos controlarnos cuando antes nos dejábamos llevar por la ira y la ansiedad. El Señor nos conducirá junto a arroyos tranquilos, esto significa un estado de confianza y paz, nos renovará las fuerzas, nos guiará por la senda correcta y así daremos honra a su nombre.
Oremos así: “Padre celestial tú eres mi pastor, me das todo lo que necesito, tu suples todas mis necesidades y sanas todas mis dolencias. Tu poder en mi, es el que me llena de calma, y bienestar, dame fuerzas para avanzar, y dame sabiduría para andar por la senda correcta, así daré honra a tu nombre, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén”