Por Mario Serrano
“¿Cómo, pues, podemos saber el camino?” (Juan 14:5)
Cada nuevo día trae consigo nuevas oportunidades, nuevos desafíos y la posibilidad de percibir a Dios acompañándonos y ayudándonos a cada momento. Dios se interesa por ti.
El está dispuesto a brindarte su ayuda en los grandes desafíos como así también en cosas de menor importancia. Cada detalle de tu vida es importante para Él.
“Es más, aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados”.(Lucas 12:7)
La vida es como un viaje o mejor dicho como una apasionante aventura. Mientras avanzamos encontraremos cosas buenas y agradables, pero también encontraremos periodos de nuestro trayecto difíciles de atravesar. A veces lo inesperado se presenta y nos desconcierta.
En esos momentos grises y tormentosos podemos ser víctimas de la ansiedad al no saber que encontraremos en el próximo recodo del camino. No trates de saber más de lo que Dios quiere revelarte.
Lo más importante es asegurarte que Cristo viaje contigo. Eso solo es suficiente para recobrar las fuerzas y el valor y animar tu corazón.
Puede ser que durante mucho tiempo hayas viajado sintiendo oposición y siendo embestido por grandes tormentas. Miras hacia adelante y solo ves oscuridad.
Entiende que mientras avanzas y no te detienes a pesar de las dificultades, la adversidad quedará atrás y pronto comenzarás a disfrutar de un nuevo horizonte.
Toma un tiempo para presentarle a Dios todas tus ansiedades, él promete tomarlas y encargarse de ellas, porque tiene cuidado de ti.
Recuerda que siempre después de cada tormenta, sale el sol.
Oremos así:
Maravilloso Jesús cuanto te amo, tú me cuidas y estas atento a cada una de mis necesidades.
A veces la ansiedad, el no saber que me depara el mañana debilita mis fuerzas y mi fe.
Gracias porque aun allí me guiará tu diestra.
Soy tu hijo y tú como Padre supliras para todas mis necesidades.
Te busco cada día porque tú me haces bien.
Estoy tranquilo y ahora tengo paz en tu presencia que me rodea.
Ilumina con tu luz mi camino y enséñame por donde caminar.
Tómame con tu mano y guíame en el camino eterno.
Pido creo, declaro, y recibo todo esto y mucho más en el nombre maravilloso de Jesús, amén.