Devocionales

Orando con el Salmo 129, por confianza en el amor de Dios

Señor en ti confío mis días. Nos has bendecido en todo momento,  Tú mi Dios, mi Salvador, has estado con nosotros y no nos has dejado desfallecer gracias a tu protección. Líbranos Señor de toda maldad, de todo enemigo oculto, de trampas hechas en contra de nosotros. Como dice tu palabra en el salmo 129, versos del 1 al 8, versión Reina Valera, que dice:

Mucho me han angustiado desde mi juventud,

Puede decir ahora Israel;

Mucho me han angustiado desde mi juventud;

Mas no prevalecieron contra mí.

Sobre mis espaldas araron los aradores;

Hicieron largos surcos.

Jehová es justo;

Cortó las coyundas de los impíos.

Serán avergonzados y vueltos atrás

Todos los que aborrecen a Sion.

Serán como la hierba de los tejados,

Que se seca antes que crezca;

De la cual no llenó el segador su mano,

Ni sus brazos el que hace gavillas.

Ni dijeron los que pasaban:

Bendición de Jehová sea sobre vosotros;

Os bendecimos en el nombre de Jehová.

En momentos de angustia te llamo y atiendes mi ruego. Mi ayuda viene de ti Señor, mi salvador y protector. Confío en que Tú, nos librarás de cualquier peligro, pues nos cuidas en todo momento, nos proteges, estás junto a nosotros en los momentos de angustias y nos llenas el espíritu de alegría en los momentos de felicidad. Nunca nos sentimos desamparados de tu Poder.

Mis ruegos y mis angustias llegan ante ti y siempre estás dispuesto a darme ayuda, Yo creo en tu palabra, Señor, y por eso la proclamo entre las demás personas. Sé que a veces me he desviado de tu camino como oveja perdida, pero no he olvidado quien eres, ni tus leyes se han borrado de mi cabeza, pues sé que las has creado solo para nuestra salvación y bienestar en este mundo, lleno de injusticias y maldad. Yo, Señor, he preferido seguirte para estar junto a ti por toda la eternidad, alabándote y glorificándote. Confío en ti, Señor. En tu bondad infinita acudes en nuestra ayuda porque somos fieles a tus mandamientos, no permitas que nos descarriemos ni que dudemos de ti, haznos cumplir siempre tu palabra, tus preceptos sean nuestro camino a seguir y una lámpara en nuestro camino a la salvación.

Tu enseñanza es la verdad, absoluta y justa con nosotros quienes acudimos a ti en momentos de angustia y seguimos tus preceptos. Rescátame con tu promesa para no desviar mis pasos y poder seguir la lámpara de tus enseñanzas. Quiero ser salvo. Quiero ser tuyo Señor. No permitas que me desvíe, soy débil, pero confío en lo que nos has prometido desde el principio del camino. Ayúdanos a llegar a puerto seguro en nuestra vida. Confío en ti, Señor mi Dios único y verdadero.

Te honro Señor, soy obediente a tus preceptos y con ellos soy feliz. Tú, Señor me bendices, mi hogar es bendecido cada día, pero también, Señor, limpia nuestros corazones; haznos buenos, fieles a tu corazón lleno de bondad. Que la abundancia y la alegría reine en nosotros los que te seguimos y cumplimos tus estatutos con amor y fe. Haz que honremos tu palabra y seamos fieles a ella. Bendícenos con tus acciones a nuestro favor, que la maldad se esfume de nuestras vidas, que la desesperanza sea borrada de nuestras almas. Señor, todo lo que haga en tu nombre sea muestra de amor y que todo sacrificio sea para tu gloria eterna. Llámame, Señor, a botar de mi vida todas las cosas que me angustian, a desechar todas las cosas que me alejan de tu presencia y no me dejan vivir plenamente en tu amor. Que ningún enemigo pueda dañarme porque tú estás a mi lado alumbrando mis pasos y hablándome con la ternura de un padre para que yo no me desvíe.

Señor, clamo a ti día y noche, para honrar tu Santo Nombre. Tengo alegría y libertad porque tú eres mi Dios único y eterno. A mis enemigos los has destruido al escuchar mis súplicas, los has marchitado como mala hierba, han sido avergonzados por su maldad y me has librado de ellos, sus manos no me alcanzan,  sus ojos no me ven. Señor, estoy agradecido porque los has alejado de mi con tu presencia y tu amor, me das paz y confianza para seguir la senda de la eternidad. Bendito seas Señor y que tu amor habite en mi cada uno de los días de mi vida, en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo, Amén.

 

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