Así como Jesús manifestó su gloria cuando fue invitado a las bodas de Caná de Galilea, de la misma forma hará contigo. Él bendice, multiplica y derrama un vino nuevo del Espíritu Santo con gozo, provisión y poder en todo aquel que lo invita a cada asunto de su vida.
En San Juan 2:11 dice: “Esta señal milagrosa en Caná de Galilea marcó la primera vez que Jesús reveló su gloria. Y sus discípulos creyeron en él”.
El primer milagro registrado en la biblia fue realizado a una pareja que había invitado a Jesús a su boda. No fue en una sinagoga famosa, ni en un palacio, ni en la casa de algún rey o poderoso, ni siquiera sabemos los nombres de estos novios. Pero Jesús eligió esta boda para manifestar su gloria convirtiendo el agua en el mejor de los vinos, cuando éste se había terminado en la fiesta. El vino es símbolo de gozo, bendición; de un fresco y renovado derramamiento del Espíritu Santo.
Tienes que invitar a Jesús a tu vida, a tu casa, a tu matrimonio, a tus proyectos, a todos tus sueños y metas en la vida, porque Él acude a quienes lo invitan por fe y con expectativas. Jesús dio la orden de que llenaran con agua las vasijas, esto simboliza nuestro caminar por fe y no por vista. Es la obediencia a todo lo que dice su palabra. Jesús pidió que lleven el vino al encargado y al novio, esto es porque honrará tu fe delante de otros. No importa quién eres, o que haces, Dios te conoce bien y quiere manifestar su gloria trayendo un gran derramamiento de su Espíritu Santo por honrarlo con tus pasos de fe.
Oremos así:
“Padre Celestial, derrama hoy un vino nuevo del Espíritu Santo sobre mí, recibo tus fuerzas, salud, poder y gozo. Bendice mis pasos de fe trayendo tu provisión milagrosa en cada área de mi vida, lo pido y creo en el nombre de Jesús. Amén”