Aunque no hayas recibido lo que esperas, cada día puedes acceder al amor de Dios, la gracia de Jesús y la comunión con el Espíritu Santo, que nos permite deleitarnos y tener plenitud de gozo.
En Hebreos 6:11-12 dice “deseamos que cada uno de ustedes muestre el mismo entusiasmo hasta el fin, para la plena realización de su esperanza y para que no se hagan perezosos, sino que sigan el ejemplo de quienes por medio de la fe y la paciencia heredan las promesas”.
Hacer morir lo negativo en nosotros, es la forma de hacer vivir el entusiasmo que debemos mantener en la fe. Muchos se apagan antes de tiempo y naufragan en el camino de Dios, pero al final, será más caro y difícil naufragar, que avanzar a pesar de las dificultades. Mientras esperamos las promesas de Dios, tenemos que disfrutar el amor de Dios, la gracia de nuestro Señor Jesús y la comunión del Espíritu Santo.
Anhelando a Dios, es que vamos a tener en la espera de nuestra respuesta, una vida de gozo, paz y victoria. Aunque hoy no se haya podido ver realizadas tus peticiones y sueños, tienes disponible la plenitud de la gracia de Dios. Siempre es un buen momento para tener amistad con Dios, que nos ayuda a desarrollar la paciencia necesaria hasta alcanzar sus preciadas promesas, las cuales llegan cuando obtenemos previamente la victoria en nuestro corazón.
Oremos así:
“Dios Padre, gracias por tu infinito amor, que me permite tener victoria ahora mismo por tu gracia, y por la comunión con el Espíritu Santo. Hoy me deleito en tu presencia y recibo plenitud de gozo en el nombre de Jesús. Amén”