Las circunstancias en nuestros países se han ido deteriorando al grado tal que aun la iglesia, muchas veces, parece haber llegado a pensar que ya no hay remedio. En Jeremías 29:11, Dios dice: Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Muchos se habían ido de Jerusalén. Un remanente había sido llevado cautivo por el rey Nabuconodosor; y aquel remanente es al que Dios le dice, en el verso 5: Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos.6 Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis.
Según la lógica del mundo, lo último en lo que pensaríamos en un momento de crisis es en edificar. La gente espera a que las circunstancias cambien para entonces hacer planes. No edifican, no se quieren casar. Pero Dios le dijo a un pueblo cautivo: Haz planes, continúa con tu vida, sigue trabajando, levanta negocios, haz viña, edifica, dile a tus hijos que se casen; en vez de reducir, crezcan.
¿En quién tú vas a confiar? ¿En los falsos profetas, en los periodistas? ¿O vas a confiar en lo que Dios sabe? Porque él sabe los planes que tiene acerca de ti, planes de bien, y no de mal, para darte el fin que tú esperas. Por más malas que se vean las cosas en tu país, tú no puedes dejar de hacer planes para tu futuro. A pesar de todo lo que pase, cree en la mano providente de Dios, porque todo obra para bien para aquellos que aman a Cristo Jesús.
Los hijos de Dios podemos vivir con tal seguridad que, en medio de tiempos de crisis, continuemos haciendo planes, confiando en que Dios quiere darnos el fin que esperamos, aun cuando el mundo pierde la cabeza.
En Daniel 4, la ciudad iba a atravesar una crisis, y el rey Nabuconodosor comenzó a tener revelaciones acerca de esto. El rey estaba desesperado, se iba a volver loco; llegó a actuar como un animal. Esto pasó también a Faraón, en Egipto, cuando tuvo sueños que no entendía, de siete vacas gordas y siete vacas flacas. Sacan a José de la cárcel; tuvo que venir un hombre de Dios a interpretar qué era lo que ocurriría. Esto mismo estaba pasando con Daniel. Daniel interpretó aquellas revelaciones, tratando de darle a Nabuconodosor la seguridad de que Dios tenía todo en control. Pero, en el verso 26, Daniel le dice al rey: Tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.
El mundo se está volviendo loco, pero tú no tienes que volverte loco porque nuestros reyes y nuestros líderes se estén volviendo locos. Alguien tiene que mantenerse cuerdo en este tiempo. El mundo no sabe lo que va a pasar, están desesperados, ansiosos, preocupados. Daniel estaba tranquilo, e interpretó el sueño; y le hizo una declaración: Tu gobierno quedará firme, cuando tú entiendas que tú no eres quien manda; quien gobierna es el cielo. Cuando tú tengas esa conciencia de que quien gobierna es el cielo, que la autoridad y tu seguridad no vienen de la tierra, sino de los cielos, que no hay nada que pase en esta tierra que sorprenda a los cielos porque, desde el principio, dice la Biblia que creó Dios los cielos y la tierra, y la tierra estaba desordenada y vacía, pero los cielos nunca se desordenaron, entonces, tu vida quedará firme.
Tu vida será firme en la medida en que tú entiendas que tu vida no es gobernada por las situaciones presentes. El cielo nunca ha perdido autoridad. Tu vida es dirigida por lo que Dios ha establecido en los cielos. Esto no te exime de vivir momentos difíciles, duros, pero tu vida está segura porque tú estás seguro de que quien gobierna es el cielo. En vez de estar mirando al mundo, mira para el cielo, y declara que es el cielo el que gobierna sobre tu vida. Tus pensamientos tienen que estar guardados en el cielo, no para escapar, sino porque tú sabes que toda autoridad viene del Dios Todopoderoso, que no hay circunstancia que haya movido su plan para tu vida. Saber que el cielo gobierna es lo único que te permite mantener tu cordura.
En Isaías 51, el pueblo estaba pasando por grandes problemas, y Dios comienza a hablarle, para que despierte; y dice el verso 16: Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú. Según la versión original, la palabra extendiendo realmente debería ser la palabra estableciendo o plantando. Dios le estaba diciendo al pueblo de Israel: Sé que estás en un momento duro, pero yo he puesto mi palabra en tu boca, y yo he plantado, he establecido ciertas cosas en los cielos.
¡Despierta! Ya Dios ha plantado, ha establecido ciertas cosas para ti en los cielos; él te va a cubrir. La palabra habla acerca de un segundo y tercer cielo. La guerra espiritual de la que muchos hablan, se lleva a cabo en el segundo cielo; pero tú no eres ciudadano ni del primer ni del segundo cielo, sino que dice la Biblia que tú fuiste trasladado del mundo de las tinieblas a la luz admirable. Tu vida ha sido establecida en un cielo más alto que aquel que el mundo puede ver y que aquel que el enemigo puede influenciar. Con las palabras que Dios ha declarado sobre tu vida, él te ha plantado, te ha establecido en un lugar firme, donde tú puedes estar seguro que, a pesar de las peores circunstancias, la mano de Dios está lista para cubrirte, si tú entiendes que el cielo gobierna sobre tu vida.
Dios ha puesto sus palabras en tu boca, y es para que alinees tu declaración con la declaración que el cielo ha hecho sobre tu vida, y comiences a ver todo lo que él ha establecido en los cielos para ti y los tuyos.
Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Viernes, 22 de Enero de 2016 por el Pastor Otoniel Font.