Esteban Correa

Espera. La semilla está creciendo

 

Las promesas de Dios llegan a su tiempo y no tardan, no desesperes. Espera con alegría, adoración y agradecimiento ese momento, donde el Señor manifestará la respuesta a tus oraciones. Mantente enfocado con la actitud correcta y tus ojos lo verán.

En el libro a los Hebreos 6:13-15 dice: “Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo, y dijo: «Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia.» Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido”. Cuando estamos pidiendo algo al Señor debemos tener en cuenta que muchas veces esa promesa no vendrá de forma inmediata. Estamos acostumbrados a estar apurados y ansiosos en los días que corren. Pero el Señor es quien prepara nuestras vidas y las circunstancias para el momento indicado. No debemos cuestionar la demora en la respuesta, ni tampoco entorpecerla con quejas, pereza o falta de perseverancia. Lo que pides al Señor, es como plantar una semilla, no la vemos en la superficie al instante, pero está allí, comenzando su proceso de germinación. El tiempo adecuado llegará, la respuesta se dejará ver, Dios promete en su palabra que todo aquel que pide, recibe, el que busca encuentra, y al que llama, se le abre. El Salmo 31:24 nos dice: “Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el SEÑOR esperan”.

Oremos de esta forma: “Padre te doy gracias de antemano por todas las respuestas que están creciendo como una semilla, mis ojos verán tu respuestas porque eres fiel, justo y verdadero. Espero tu tiempo confiando en ti y deshago todo lo que quiere desanimarme en el nombre de Jesús. Amén”.

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