Devocionales

Oración de gratitud a Dios, con el Salmo 75

Señor, Tú eres Dios. Tuyos son los montes y los cielos y todo cuanto habita en ellos. Tú grandeza supera la montaña más alta de la tierra y tu amor llega a lo más profundo del océano, por eso te alabo. Pero también te alabo, Señor, porque siendo tan grande y tan sabio, que podrías ver al hombre en su pequeñez como nosotros vemos a las hormigas, aún así has decidido salvarnos y, llenándote de paciencia, nos has sacado de los abismos, nos has vestido con los mejores ropajes y nos has dado de comer cada día; pues lo único en este mundo que es más grande que tu poder es tu misericordia y tu amor por cada uno de nosotros. Dice la Palabra que, de ninguno de nosotros te olvidas, que llevas nuestros nombres grabados en la palma de tu mano y que, aunque nuestra madre se olvide de nosotros, Tú, Señor, nos recordarás por siempre. Eres digno de toda la alabanza Señor, pues no hay nadie tan bondadoso como Tú.

Como dice tu palabra en Salmos 75: verso 1, versión Reina Valera:

Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos,

Pues cercano está tu nombre;

Los hombres cuentan tus maravillas.

Realmente está siempre cerca tu nombre y en cada día se hacen presentes tus maravillas en mi vida, gracias Señor, por acompañarme en cada paso, por poner siempre en mi camino, personas inspiradas por tu Espíritu, llenas del don de consejo, a quienes usas de instrumentos para aconsejarme y ayudarme a decidir el camino por el cual tomar. Gracias también, Señor, porque cada día me cuidas de los peligros, incluso los que suceden en medio de la oscuridad, todo lo pones a la luz con tu poder y me mantienes firme en mi obrar, guías mis pasos para que ande yo siempre por el buen camino y me reprendes con amor para que se mantenga en mi Tú justicia.

Te doy gracias, Señor, no solo por las obras que haces en mí, y en mis hermanos, no solo porque nos mantienes con vida y salud al pasar de los días, no solo porque nunca nos falte el techo ni la comida, que ciertamente son cosas para agradecerte, Señor; sin embargo, también te doy gracias porque todas estas maravillas que haces presente en mi vida y de quienes me rodean son muestra de tu cercanía, de que Tú, Señor del universo, estás siempre con nosotros. Eres juez justo, pero también eres Padre amoroso que acompaña a sus hijos en todo momento, gracias Señor por darnos las maravillas más grandes sobre la faz de la tierra. Estás siempre con nosotros, Señor, tu Nombre está en cada mente y en cada lengua de tus hijos, actúas en nosotros, somos instrumentos tuyos, que con nuestras manos convertimos este mundo en un lugar mejor, en tu Reino en la tierra.

Tú, Señor, nos llamas también a tu justicia, a mantenernos en el amor y en la paz; como dice en Salmos 75: versos del 6 al 7, versión Reina Valera, que dice:

Porque ni de oriente ni de occidente,

Ni del desierto viene el enaltecimiento.

Mas Dios es el juez;

A éste humilla, y a aquél enaltece.

 

Tú, eres juez de todas las naciones, por eso los orgullosos deben recordar siempre que el éxito y sus posesiones vienen de Dios y es a Él a quien deben agradecer; no es éxito de la tierra, del mundo, ni de la iniciativa humana, sino del Señor del universo, pues todo pertenece a Él. Señor, que nuestros planes internos, el progreso de nuestras vidas, incluso nuestros trabajos, estén siempre fundamentados en el temor y el amor a tu Santo Nombre, que sepamos siempre mirar con humildad y gratitud, pues eres Tú quien humilla y enaltece según sea tu voluntad. Transforma mi corazón y mi mente, Señor, para que sean humildes y sepan reconocerte siempre en cada don u obra que realizas en mi; gracias Señor, en el nombre de nuestro Señor, Jesús, amén.

Haga clic para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Arriba