Hoy declaramos que tu vida está cubierta bajo la poderosa mano de Dios, ponemos el manto de la preciosa sangre de Cristo que te libra del enemigo, del pecado y de la maldición. Nada te podrá afectar bajo la mano del omnipotente. Tu Dios en el nombre del Señor Jesucristo te sostendrá con su diestra y no caerás jamás. ¡Amén!
La biblia dice: El que habita al abrigo del Altísimo y se acoge a la sombra del Omnipotente, dice al Señor: «Tú eres mi esperanza, mi Dios, ¡el castillo en el que pongo mi confianza!»
Siempre que enfrentes situaciones en tu vida debes preguntarte esto: ¿En que Dios estoy confiando? Algunos toman a la fe como una buena onda positiva para un momento social en la iglesia, o algo lindo de lo que podemos hablar en alguna charla entre creyentes, pero a la hora de aferrarse a Dios de verdad, no lo pueden hacer, porque la fe no es algo psicológico, ni ficticio, ni fantasioso. La verdadera fe produce que el Dios creador del universo se agrade de nosotros y obre a nuestro favor. Ese Dios que de muchas formas nos ha mostrado su gran amor y poder, ese Dios que por medio de testimonios de milagros nos ha mostrado de que es capaz, ese Dios que ha enviado a su Hijo al mundo, ese Dios, es nuestro Dios. Confía en él porque tiene el poder de obrar a tu favor siempre.
Repitamos juntos esta oración:
Padre todopoderoso, hoy decido confiar en ti ante cualquier situación que me toque vivir. Gracias por mostrarme que eres poderoso y que te agradas de todos aquellos que confían en ti. Te adoro por medio de tu Espíritu Santo que vive dentro de mi corazón. Te pido que me protejas de todo mal a mi y a mi familia, en el nombre de Jesús. Amén.
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