Por Esteban Correa
Todo lo que hagas en tu vida es un reflejo de lo que crees y lo que piensas. Por eso hoy te desatamos una bendición para que tu mente sea liberada de la esclavitud de la escasez, y la falta de resultados. Amén
En proverbios 21:5 dice: “Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza”.
El tipo de pensamiento que tenemos nos da el tipo de resultado que logramos. La biblia habla repetidas veces sobre los pensamientos de paz, de bien, de fe, de sabiduría y abundancia; como también sobre los pensamientos de maldad, incredulidad y perversidad. Lo que somos y creemos se manifiesta directamente en nuestros pensamientos, y estos nos llevan a hablar y actuar de determinada manera.
Es por esto, que nuestros logros y resultados son la manifestación final de nuestros pensamientos. Todo lo que pienses, será lo que se desarrolle en tu vida. Personas atadas al miedo y la duda, han quedado atrapadas por años en sus pensamientos negativos y sin fruto. En los pensamiento se inicia la verdadera fe que brota del corazón. Piensa en lo bueno, en que con Dios todo es posible, en que la abundancia es tu destino, y en que todo lo puedes lograr en Cristo. Si piensas en grande, en salud y en que con Dios todo se puede; eso te sucederá.
Hagamos esta oración:
“Declaro en el nombre de Jesús que hoy mis pensamientos se alinean al plan de Dios y se transforman al diseño que está establecido para mi desde antes de la fundación del mundo, rechazo todo pensamiento contaminado que me quiera apartar del plan de Dios”. Amén.