Lectura del Salmo 46 en la biblia Reina Valera Actualizada con un estudio completo versículo por versículo y una poderosa oración basada en la revelación del Salmo.
Comentario devocional del Salmo 46 escrito por Esteban Correa
Versículo 1
EL autor aquí nos muestra que Dios es el único amparo al que debemos acudir en nuestros problemas, no es una posibilidad más que podemos probar, sino nuestro verdadero amparo, ya que Dios puede valerse de cualquier medio disponible para ayudarnos o hacerlo directamente de forma sobrenatural.
Dios puede darnos protección y ayuda con sabiduría y estrategia. Puede darnos respuesta con el poder de su palabra trayendo paz y seguridad a nuestra alma. Puede movilizar a otras personas para que nos ayuden de alguna manera. Hay infinitas formas en las que Dios puede operar para ser nuestro amparo.
La frase “Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” hace referencia a que Él no estará ajeno o lejano cuando necesitemos ayuda, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Tal vez el miedo quiere invadir tu corazón por las cosas que pasan en el mundo, por la enfermedad, las desgracias, la muerte, o cuando la escasez azota ciudades y naciones trayendo hambre y necesidad, pero el Señor está pronto, rápido y dispuesto a darnos de su mano, movilizando su ayuda para que no quedemos desamparados.
Estimado amigo/a El Señor te ayudará en este momento, te dará su paz y fortaleza, te dará su provisión para que sea suplida tu necesidad. Hazlo a Él tu amparo, declara su majestad en tu vida y familia para que puedas ver su mano obrar justo a tiempo.
Versículo 2 y 3
Este versículo dos es ideal respondiendo nuestras preocupaciones en momentos difíciles, en situaciones extremas, en tiempos duros que pueda atravesar nuestro país o nuestra nación, cuando todo parece derrumbarse no debemos olvidar que hay un Dios que lo sobrepasa todo. Las montañas nos hacen pensar en aquello que parece alto e inconmovible, los que parece firme y seguro a la vista de todos.
Un terremoto es aquello que viene a sacudir o destruir lo que el hombre piensa como una fortaleza indestructible, los terremotos puede venir de repente sin previo aviso, pueden ser devastadores. Pero la proclamación que nos llama a hacer este salmo es que “no temeremos”. Cuando lo seguro parezca desvanecerse, no temeremos; cuando pasa lo que creíamos que nunca sucedería, no temeremos; si las montañas se caen, si lo seguro se hace trizas delante de nuestros ojos: ¡no temeremos!.
El temblor de la tierra puede ser algo que deja perplejos a todos, una devastación en las economías del mundo que traigan hambre y miseria. Una epidemia o pandemia que trae muerte, terror y sufrimiento. Una crisis social y política, una violento conflicto civil o una guerra entre naciones. Estas cosas hacen estremecer al mundo, y sacude los cimientos de la sociedad.
El temblor del mundo, podría también aplicarse a otras amenazas terribles como bombas nucleares o un fenómeno natural como huracanes, terremotos o tsunamis.
Si el ser humano comprendiera que solo en Dios está la respuesta y que esa respuesta es seguir a Jesús, nada de estas cosas sucederían. Pero aunque pase a nuestro alrededor, nosotros debemos rechazar el temor. Dios te dice ¡No temas yo estoy contigo!
Versículo 4 y 5
Si bien no hay ríos en Jerusalén, sino algunos arroyos, aquí el salmista no se refiere a un río físico en particular, sino a un río que trae gozo a la ciudad de Dios, es la unción de Dios fluyendo donde habitan sus hijos, su pueblo escogido. La presencia de Dios habita donde se reúnen dos o más a buscar a Dios en acuerdo mutuo, como lo dice Mateo 18:20
“Porque donde están dos ó tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos”.
Jesús está en medio de aquellos que se ponen de acuerdo a buscarlo, cuando te pones de acuerdo en tu familia, con tus hermanos, tu matrimonio, tus líderes o con quien sea, para glorificar a Dios allí donde estés, fluirá el río del cielo que trae gozo, paz, sanidad y abundancia. Este río aparece en el antiguo y nuevo testamento, y aunque ahora lo recibimos en forma espiritual, un día lo veremos directamente, ya que este río nace desde el trono de Dios, lo dice en Ezequiel 47:12 y también en Apocalipsis 22:1-5
“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos”.
Jerusalén es también un tipo de la iglesia, el lugar donde Dios habita, que por cierto no es un edificio, porque Dios no habita en lugares físicos, sino que se manifiesta cuando se reúnen al menos dos o más, su presencia será quien proteja esas vidas.
Nadie puede sacudir un lugar donde Dios habita. Nuestras vidas están en sus manos y somos el templo del Espíritu Santo, por eso mientras estemos siempre dando lugar a la fe Dios será nuestro refugio.
Versículo 6 y 7
Dios tiene sus tiempos y manifestaciones para detener la maldad. Sus juicios son justos para poner un freno a la violencia, la corrupción y sobre todo ídolo que el hombre levanta cuando se alejan del creador quebrantando sus leyes una y otra vez.
Los juicios de Dios no son para destruir todo, sino para detener el avance de la agenda del maligno.
En la biblia vemos que cuando la maldad llega a extremos, Dios advierte de distintas formas; una y otra vez su voz sale para que el hombre cambie, pero si los poderosos aumentan más y más su oscuridad, llegará el tiempo cuando Dios ejecute sus justos juicios y destruya las obras del diablo. Todo esto nos muestra el verso seis, pero el siete nos dice que el Señor de los ejércitos celestiales es nuestra protección.
Así como nos dice el libro de Éxodo, que el pueblo de Israel debió quedarse en su casa encerrado y poner la sangre de un cordero en los postes de su puerta cuando vino juicio sobre Faraón y llegó el ángel de la muerte a Egipto, así también nosotros a veces debemos estar tranquilos y quedarnos quietos, viendo como Dios pone las cosas en su lugar y confiando, porque esa sangre del cordero que pusieron los israelitas en los postes de la puerta, hoy está sobre nosotros y es la Sangre del Cordero de Dios, de Cristo Jesús, que limpia nuestros pecados y nos guarda del mal cuando sus juicios llegan a la tierra.
Versículos 8 y 9
Este versículo nos llama al entendimiento para ver la gloria de Dios sobre las naciones. Muchos gobernantes tiranos, autoritarios y crueles, hay sometido a su pueblo por muchos años a la opresión, el dolor extremo y a un sufrimiento atroz, pero Dios les pone fin.
Él tiene paciencia y envía su palabra una y otra vez, esperando el arrepentimiento de los gobernantes, como dice el Salmos 103:8 “El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor”.
Pero luego de mucho tiempo de esperar un cambio, hay un punto, donde ya su misericordia a cumplido su ciclo y no puede ser injusto, envía un juicio para terminar con la gran soberbia de los hombres. Podemos ver cómo Dios ha obrado a lo largo de toda la biblia. Aprendamos a ver su gloria también en lo que sucede ahora.
Y en el verso nueve nos muestra que también le pondrá un fin a las guerras y los conflictos cuando deba ser, trayendo paz a su pueblo. Las guerras cesarán y llegará también la ansiada paz. Tenemos que estar tranquilos, porque al final siempre nos da su victoria.
Versículo 10
Este versículo comienza diciendo: “Estén quietos”, es una forma de decirnos, “ahora solo observen y vean quién soy, vean lo que hago, entiendan mis juicios, conozcan mis obras en toda la tierra”.
Dios necesita que sus hijos tengan comprensión de los tiempos que vivimos, el versículo dice: “Estén quietos y reconozcan que yo soy Dios. Exaltado he de ser entre las naciones; exaltado seré en la tierra”.
Los juicios y las obras de Dios se han manifestado de diferentes formas a lo largo de la historia.
Tenemos que estar preparados porque una gran cosecha de almas salvadas va a ocurrir, ya que será predicado este evangelio del reino a todas las naciones y entonces vendrá el fin de esta era, cuando sea arrebatada la iglesia y de comienzo a la gran tribulación para este mundo. Y como dice Romanos 14:11 “Escrito está: «Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios.»”. Por eso concluye este verso diciendo: “exaltado seré en la tierra”.
Versículo 11
El salmo termina con la declaración que “el Señor de los ejércitos está entre nosotros, el Dios de Israel es nuestra fortaleza”. También aparece la palabra “Selah” que se interpreta como un momento de silencio en la música, donde hay que callar y escuchar.
Los momentos de silencio son buenos para meditar en lo que Dios nos está diciendo.
En medio de un mundo lleno de conflictos, también debemos callar para escuchar su voz, esto es un llamado a observar en silencio y recibir la revelación de lo que Dios nos quiere mostrar. Entender lo que está haciendo y estar confiados.
Hagamos ahora juntos una oración basada en el Salmo 46
“Dios mío gracias por siempre estás dispuesto para ayudarme en medio de toda tormenta”
“Ayúdanos a entender que simplemente no debemos temer, porque tú estás conmigo y no temeré”
“Proclamo que aunque la tierra tiemble no temerá mi corazón, estaré siempre confiado en ti”
“Que el río de tu Espíritu Santo traiga paz, sanidad, alegría y prosperidad en mi vida y mi casa”
“Aunque haya caos en las naciones, tu eres mi Dios, el creador de todo y la sangre de tu Hijo Jesucristo me proteje del mal”
“Enséñame a ver tu gloria, a comprender tus juicios a los poderes del mal”
“Me inclino de corazón con reverencia hacia ti porque comprendo que tu eres Dios y nadie puede escapar de tu mano”
“Te honro con mi familia de todo corazón, gracias por ser mi Dios y guárdanos de todo especie de mal”
“Te doy toda la gloria en el nombre de Jesús. Amén”