Dios te llevará a un nuevo nivel de santidad y comunión, quitando aquellas cosas que tal vez no eras consciente, o que pasabas por alto. Una limpieza más profunda llega a tu vida, y te abrirá las puertas a nuevos tiempos de avivamiento espiritual.
En Colosenses 3:5-6 dice: “Por lo tanto, hagan morir en ustedes todo lo que sea terrenal: inmoralidad sexual, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia. Eso es idolatría. Por cosas como éstas les sobreviene la ira de Dios a los desobedientes.” y en Efesios 4:32 dice: “Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad”. Aparte de las cosas obvias como robar, mentir o matar, el Señor nos muestra otro tipo de pecados a un nivel más profundo. Estos versículos se refieren a cosas como: “Malos deseos” y “todo tipo de maldad”. Si hilamos más fino en nuestro interior podremos reconocer formas de maldad más sutiles, pero que requieren de una total limpieza, como ejemplo podríamos mencionar: desearle el mal a otros, provocar incomodidades innecesarias con palabras ásperas y desubicadas, hacer comentarios odiosos o de menosprecio, desalentar sutilmente a las personas, criticar por envidia o generar situaciones de celos para herir a otros; estas y otras deficiencias nos perjudican espiritualmente. Si quieres subir a otro nivel de revelación y bendición debes corregirlas por completo, renunciando a ellas y haciendo el bien.
Hagamos juntos esta oración: “Dios mio hoy decido abrir mi corazón para que lo limpies profundamente, que tu luz me alumbre hasta lo más escondido y recóndito de mi corazón, que la presencia de tu Espíritu Santo me llene en cada rincón de mis pensamientos y sentimientos, te lo pido en el nombre de Jesús Amén”
