Eres un precioso vaso que el Señor quiere llenar de su Espíritu para que seas una fuente de bendición a otros. Tú puedes edificar el reino de Dios y ser un canal que bendiga en todo lugar donde estés. Si te dispones a servir, Dios te respalda, capacita y levanta.
En Mateo 25:29 dice: “A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen.”
Todos hemos recibido de Dios una cuota de capacidades y talentos que tenemos la responsabilidad de usar. Hemos nacido para ser instrumentos de Dios y bendecir a otros. Cada creyente debe estar enfocado en las cosas que pueda invertir en su servicio para llevar fruto. Lo que espera el Señor de nosotros, es que estemos disponibles. Eres un vaso que contiene la gloria de Dios, un ladrillo que edifica su reino.
Todos tendremos que dar cuentas de cómo invertimos nuestras vidas, y de lo que hicimos con los dones y talentos que nos fueron entregados. Aunque sientas que tal vez las cosas que puedes hacer son sencillas, debes hacerlas igual, porque así se multiplicarán esos dones, bendiciones e influencias. Lo que puedas hacer para bendecir a alguien, o para expandir su palabra, hazlo sin dudar. En la medida que más diligentes seamos, mayor favor y gracia se desatará en nuestras vidas. Dios nos llena para dar, y si lo hacemos, nos dará más todavía.
Oremos así:
“Padre Celestial, límpiame, lávame y úsame para tu reino. Renuncio ahora a todo obra de la carne y rebeldía. Impúlsame para servirte. Pon en mi corazón tu voluntad y haré lo que me deseas para bendecir a otros, lo pido en el nombre de Jesús. Amén
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