Por Esteban Correa (editor)
Hoy ordenamos que se seque por completo cualquier tipo de raíz de amargura que ya exista o que quiera gestarse en tu vida. Proclamamos que es cortada, desarraigada y destruida para que vivas disfrutando de las bendiciones de Dios en el nombre poderoso de Jesús. Amén.
Hebreos 12:4-15 “ Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos”.
La amargura nace en nuestro corazón por la falta de perdón o la falta de fe para superar alguna situación, es cuando nos dejamos arrastrar por las heridas o la desilusión. Si tienes recuerdos constantes de situaciones pasadas, como heridas emocionales, frustraciones, o si acostumbras a decir palabras pesimistas, es porque tienes una raíz de amargura. No podrás avanzar en la vida, no podrás alcanzar grandes cosas, no podrás dejar fluir las bendiciones, ni el poder del Espíritu Santo si dejas que la amargura este presente en tu corazón. Hoy Dios te dice, renuncia a vivir amargado porque te ayudaré a superar los problemas para vivir libre y feliz.
Hagamos juntos esta oración:
“Padre hoy decido renunciar a toda clase de amargura en mi corazón, perdono y dejo atrás las frustraciones, las heridas y la desilusión, para darle lugar a tu presencia en todas las áreas de mi corazón. Lléname con tu amor y con tu Espíritu Santo para poder mirar el futuro con fe y esperanza en el nombre de Jesús. Amén”.
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