Recibe ahora en tu corazón el amor de Dios y llena tu boca con palabras de bien, verdad y perdón. Hoy el Señor te transformará para que puedas ser una persona conforme a su corazón, para que le agrades y experimentes su favor en todo tiempo.
El salmo 34:12-14 dice: “El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga”.
Muchas personas, aun siendo creyentes, no logran la paz verdadera, no viven con alegría y no experimentan el favor de Dios, porque olvidan que deben dejar de juzgar a otros y de creerse mejores personas que sus semejantes. Están más preocupados por lo que piensan hacen otros, que por lo que hacen ellos mismo, por eso llenan su boca de hablar el mal. Ser justos para Dios, es amar, perdonar y dejar las palabras de amargura, juicio, condenación y crítica.
No podrás alcanzar amar la vida y gozar de días felices, si contaminas tu vida con estas cosas. No importa las actividades que realices para intentar agradar a Dios, si no transformas tu corazón, dejando de vivir de apariencias, no podrás experimentar una vida llena de bendiciones. Muchos no prosperan simplemente porque su corazón no es recto, porque tienen envidia en vez de gozo y arrogancia en vez de humildad. El versículo 15 del salmo 34 nos dice: “Los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones”.
Oremos ahora de esta forma:
“Dios mío te pido perdón por dejar en mis labios y corazón cosas que no te agradan. Renuncio a juzgar y criticar a otras personas, haz mi corazón humilde y sencillo para hacer el bien y vivir días felices en el nombre de Jesús. Amén”