Una de las características prominentes de pasar a ser hijo de Dios; es que luego de esa decisión, Jesús no te soltará de su mano, como el buen Pastor que ciertamente es. Se encargará de que reconozcas su voz, en todo lugar donde vayas, y por mucho que hagas, siempre estará la marca en tu frente que te selló con su sangre preciosa.
Así como en Lucas 15:8-10, te distinguirá entre el resto con que solo te rindas nuevamente a Él, y reconozcas que te apartaste del rebaño. Solo con que desees volver, clámalo y Él te responderá.