Tener el corazón dolido, amargado o rencoroso es un veneno mortal para la vida. Las emociones no sanadas, las heridas del pasado, los abusos, las palabras hirientes y las traiciones, son el mal de muchos que han quedado encarcelados en depresión.
El dolor y la angustia es un verdugo de los que no pudieron liberar su alma de las heridas. Nuestro espíritu, que es la parte que se comunica con Dios no puede ser liberado en nosotros hasta que no sean sanadas las emociones. El Espíritu Santo nos impulsará hacia la sanidad emocional par obtener un completa la libertad espiritual.
El dolor del corazón es un obstáculo para todas las cosas, incluso para la vida espiritual, por eso Jesús indico que cuando oremos, perdonemos, el pecado del odio o el rencor es una muralla para la voz de Dios.
Para la sanidad emocional debemos seguir los siguiente puntos.
Punto #1 Enfrenta la realidad, Cuesta mucho reconocer que hemos fallado o que nos han fallado; hay un dicho que dice: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Reconocer y enfrentar puede ser sumamente difícil, pero es el camino para la libertad, por eso, no debemos tratar de evitar lo que nos pasa.
Punto #2 Confesar, Dios levanta personas para que puedan ayudarte y puedas confesar todo lo que te pasa interiormente. Confiesa tus culpas, confiésalas a Dios y a las personas, pero no para victimizarte sino para liberarte, para desatarte. Libérate de todo pecado con la confesión de renuncia y verdadero arrepentimiento.
Punto #3. Perdonar, Pon en palabras el dolor y déjalo salir. Si te hirieron con palabras recuerda que no importa lo que las personas opinen, sino lo que Dios opina. No perdonar es mantener un veneno mortal en tu corazón. Perdonar es desatar a esa persona de tu odio, quitarle tu sentencia de culpa, es dejar la ofensa de lado y declararla libre de culpa. De esta forma desatas a la persona de tu odio y te desatas a ti mismo de la amargura.
Punto #4 Enfocarte y Seguir adelante, Una vez que hayas cumplidos los pasos reconocer, confesar y perdonar debes poner fin en tus pensamientos de dolor, no te dejes confundir con pensamientos que tratarán de volverte al pasado, lo que se cerro no lo vuelvas a abrir. Este es el tiempo de que te enfoques en tu futuro, en tu destino y en construir tu propósito.
Cuando tu vida este enfocada en madurar, ayudar y cumplir tus sueños, ya ni siquiera tendrás memoria de angustias pasadas, tu vida brilla cuando estás lleno de sueños y entusiasmado con todo lo que emprendas, pon toda tu fe y tu enfoque en recibir lo bueno que Dios tiene preparado, es hora de que te llenes de la palabra de vida que llena tus vacíos, te sana, te libera y te da fuerzas para ir por más. Este es tu tiempo de avanzar y no mirar atrás.