Por Cristina Gandarillas
Las asignaturas no incluyen ser mamá, claro que no. ¿Quién en este tiempo propondría una clase como esa? Sería tildada de retrógrada.
Sin embargo, para esas mamás e hijas que estudian en casa, esa instrucción solo ocurre. De una manera casi orgánica las niñas viven un proceso de identificación en el que aparece el deseo de cocinar con mamá, limpiar con mamá, cuidar al hermanito pequeño y cuando las personas preguntan ¿qué quieres hacer cuando crezcas?, no resulta vergonzoso decir cosas como: “quiero ser mamá”, “quiero ser cocinera”, “quiero cuidar bebés”.
Mi hija en particular dice que cuando crezca será cocinera. Es gracioso verla cuidar a su hermanito menor incluso cuando lo regaña o le enseña cosas, de pronto me veo siendo imitada en los tonos de voz y las formas de decir las cosas.
Y fue en uno de esos momentos, cuando convencía al pequeño Adriel de dejarse vestir y ponerse el pañal, que llegó el pensamiento: Me hubiese gustado mucho desde pequeña tener un entrenamiento para ser mamá.
A lo largo de nuestras vidas somos entrenados para muchas cosas, son varios años recibiendo conocimientos académicos de diferente tipo, entrenamos nuestro cuerpo para aprender diferentes disciplinas, entrenamos nuestro oído para desarrollar habilidades musicales pero la maternidad como la paternidad es algo en lo que no se nos entrena. Solo ocurre, y cuando estamos con esa pequeña criatura entre los brazos despertamos a una realidad completamente desconocida.
Hace unos años leyendo un libro sobre la bendición que es ser padres, reflexioné sobre un concepto que me resultaba anticuado. Es la conversación entre una niña y su papá.
-Hija, ¿qué quieres hacer cuando seas grande?
-Pues… me gusta mucho la gimnasia papá. ¿Crees que pueda ser una buena gimnasta?
-Tu puedes ser buena en todo lo que te propongas.
-Me gustaría ser mamá también.
-Hija, quiero que sepas, que sin importar qué decidas hacer cuando crezcas. Si acaso tu deseo es dedicarte a ser mamá. Me sentiré igual de orgulloso que si llegaras a ser gimnasta o cualquier otra cosa.
-Ok papá.
¡Qué afirmación aquella! Mas cuando creciste pensando que ser mamá era una limitada forma de pensar, era vivir sin aspiraciones en la vida, e incluso una gran decepción para muchos padres.
Nuestra generación tiene una lucha interna, ser mamá o ser la exitosa profesional. Aquel padre resolvió este dilema con solo una frase.
No sé que decida hacer mi pequeña cuando sea mayor, pero por ahora estoy enseñándole el valor que tiene cuidar a alguien más pequeño e indefenso que ella. Estoy entrenando su instinto de madre cuando las circunstancias se presentan y estoy aplaudiendo sus actos de servicio dentro de casa. Deseo que cuando crezca no vea esta labor como una carga, cosa
que dicha sea de paso, a mi me costó mucho entender; sino como el ministerio y la profesión más significativa de la vida, ser mamá.
Artículo de la revista «My Home Scool» la primer revista latinomericana de escuela en casa. Escrito por su editora Cristiana Gandarillas.