Mario Serrano

Sé Revestido del Amor de Dios

Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. (1 Juan 4:7)

Que difícil resulta amar a todos. El amarnos unos a otros como enseña este versículo ha sido uno de los desafíos más grandes de todo creyente en Cristo a través del tiempo. Los problemas interpersonales afectan tanto a las personas, que esto ha sido la causa de que muchos cristianos vieran afectada su relación con el Señor. Algunos al no poder superar estos conflictos terminan dando la espalda a Dios y apartándose de sus caminos. No permitas que los problemas con los demás, o sea con el prójimo, interfieran en tu relación con Dios. Tu comunión con el Señor siempre es más importante que cualquier desacuerdo tenido con los demás. Que nadie se interponga impidiéndote disfrutar una vida plena de comunión con tu padre de amor.

¿Por qué no invertimos las cosas y hacemos que nuestra relación con Dios afecte nuestra relación con los demás? Podemos decir: ¡es que no puedo hacerlo, el problema ha sido muy grande y no tengo fuerzas para sobreponerme!
Juan nos dice que el amor es de Dios y que todo aquel que es nacido de Dios ama. San pablo enfatiza en Romanos 5:5 que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Esto significa que no podemos amar en nuestras propias fuerzas, sino en su amor. Establece una buena relación con Dios. Deja que tu vida espiritual tome fuerzas. Llénate más y más del Espíritu Santo y veras como cambia tu actitud hacia los demás. Esto hará que cambie también la actitud de ellos hacia ti. El verdadero amor nace de una relación sana e íntima con nuestro Padre celestial. Si estamos cerca de él, tendremos mayor afecto hacia los demás porque Dios es la fuente de Amor.

Todo aquel que es nacido de Dios y conoce a Dios, ama a su prójimo.

Oremos juntos así:

Padre celestial, quiero manifestar en mi vida tu dulce bondad y amor.

He tratado de amar y perdonar al ofensor con mis propias fuerzas pero no he podido. Acudo a ti para superar esta situación. Si no logro amar a mi prójimo no podré tener una vida plena como tú has prometido para todos aquellos que practican el perdón y el amor.

Me aferro más y más a ti. Que tu amor llene mi corazón y fluya hacia los demás. Me visto de amor que es el vínculo perfecto. No permito que ningún mal entendido afecte mi comunión contigo.

Mi relación contigo es más importante que cualquier cosa o persona. Mientras tengo este tiempo de oración envuélveme en tu amor, realmente lo necesito. Lo pido creo y recibo todo esto en el nombre maravillosos de Jesús, amen

2 Comentarios

2 Comentarios

  1. Pingback: Sé Revestido del Amor de Dios | REVISTA SEMANAL

Deja una respuesta

Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Arriba