Esteban Correa

Tienes un imán en tus labios

Cuando en tu mente se quiebra el bloqueo que provoca la incredulidad y el razonamiento meramente humano, toda tu realidad será diferente, confiarás en Dios espontáneamente y tus palabras serán una fuente de inspiración y poder.



El salmo 19:14 dice: “Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos,
oh Señor, roca mía y redentor mío”. Las palabras tienen tanto poder porque son la expresión manifiesta de nuestra fe. Dios creó el universo por la palabra, ordenó los cielos y dictó las leyes del universo con palabras de autoridad de acuerdo al salmo 33:6. El apóstol Juan dijo que Jesús era el verbo, la palabra encarnada. La salvación y los milagros vienen por lo escrito y hablado en la biblia. Y de nosotros, dice la escritura, que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto, en nuestra esfera de influencia tenemos una porción de ese poder delegado, que podemos usar con nuestras palabras acorde a la voluntad del Señor. Ya sea que tengamos una fe negativa o la fe de Dios, todo se refleja en nuestros pensamientos y palabras. Ellas son peligrosas si las usamos mal, son capaces de atraer y desatar el poder de Dios o detenerlo. En Mateo 16:19 dice: “Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Que tu hablar sea siempre de bien y no de mal.

Hagamos juntos esta oración: “Señor limpia mis labios con tu fuego purificador para hablar palabras acorde a tu voluntad. Creo y declaro que tus palabras son mi guia y que en mi boca edificarán mi vida. Renuncio a hablar maldición y solo declararé bendiciones en el nombre de Jesús. Amén”

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