¿Sabes lo que amaba Dios, de David?. Que él pecaba, pero cuando se arrepentía, era para siempre y no volvía a pecar. Siempre estaba dispuesto a reconocer que había hecho mal, y que había desagradado a Dios.
Hoy, podemos contar con el amoroso consolador, que nos redarguye, y nos guía a todo aquello que debemos cambiar.
Entra al enlace del video, y recibe grandes respuestas en mi comentario al Salmo 38.
Pon tu Fe, en la oración.
¡Te envío un abrazo de fortaleza!. Esteban Correa.-
													
																							
																								
												
												
												
						
					
						
					
						
					
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
																
															
															
															
															
															
															
															
															
															
															
															
															
															
										
																		
										
																		
										
																		