Resumen de Santiago Capítulo 4. Mira el video completo:
Santiago 4 confronta con fuerza las actitudes internas que destruyen la vida espiritual. El capítulo comienza mostrando que muchos conflictos surgen de deseos desordenados dentro del corazón humano: ambiciones egoístas, envidias y búsquedas equivocadas que llevan a la contienda. En lugar de someterse a Dios, las personas buscan satisfacer sus propios deseos, y eso los aleja de la verdadera oración y de la amistad con Dios.
El autor declara que la “amistad con el mundo” es enemistad contra Dios, es decir, vivir bajo valores de orgullo, competencia y autosuficiencia. Frente a esto, Santiago invita a la humildad: Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes. Por eso llama a someterse a Dios, resistir al diablo y acercarse al Señor con un corazón limpio y arrepentido.
Luego exhorta a no hablar mal ni juzgar al prójimo. Cuando una persona critica o condena a otro con arrogancia, está usurpando el lugar que solo le corresponde a Dios, el único Legislador y Juez.
La segunda parte del capítulo advierte sobre la arrogancia de hacer planes sin tomar en cuenta a Dios. La vida es frágil, “como la neblina que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece”. Por eso, Santiago enseña que debemos vivir en dependencia del Señor, diciendo: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. La autosuficiencia y el orgullo al planear el futuro son actitudes que ignoran la soberanía divina.
El capítulo termina con una frase clave: saber hacer lo correcto y no hacerlo también es pecado. Con esto, Santiago llama a una fe madura que no solo evita el mal, sino que se compromete a hacer el bien.
En conjunto, Santiago 4 nos invita a examinar el corazón, a caminar en humildad, a depender de Dios en todo, a tratar al prójimo con respeto y a practicar el bien con responsabilidad.

