Señor, te cantamos con alegría porque Tú nos has mirado con mucho amor, mi Señor, alabado seas por todas las generaciones. Por tu bondad hacia nosotros las naciones te alabarán y te seguirán como único Dios y Salvador del mundo. Has escuchado nuestras oraciones y es gracias a ti, a tu amor infinito hacia nosotros que hemos prosperado y las tierras han dado fruto, porque tú nos has visto con buenos ojos y nos has bendecido. Te Alabamos a Ti Señor Dios de bondad.
Como dice tu palabra en Salmos 67: versos del 1 al 5, versión Reina Valera:
Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga;
Haga resplandecer su rostro sobre nosotros; Selah
Para que sea conocido en la tierra tu camino,
En todas las naciones tu salvación.
Te alaben los pueblos, oh Dios;
Todos los pueblos te alaben.
Nos has llevado por caminos donde reina la justicia y la paz. Seguiremos tus enseñanzas, dirígenos Señor, posa tu mirada sobre nuestro pueblo y bendícenos para que todas las naciones vean tus maravillas en nosotros y te alaben por siempre. Te reconocemos como único Dios y Salvador. Alabado seas por todas las naciones del mundo, que tu poderío sea eterno.
Gracias Señor por darnos la dicha de estar bajo tus preceptos, de seguir nuestro camino bajo la bondad de tus ojos. No permitas que desfallezcamos ni abandonemos tus enseñanzas que son para nuestro bien. No dejes que nos desviemos de tu camino, aunque esté lleno de pruebas para hacernos más fieles a ti Señor. Siguiendo ese camino, todas las naciones conocerán tu voluntad que lleva a la salvación.
Haznos instrumentos de tu amor y justicia para hacernos ejemplo ante las demás naciones y todas te alaben Señor. Alabado seas Señor de bondad. Bendícenos, guía nuestros pasos, nuestras decisiones y haznos imagen de tu amor y gloria ante el mundo para que todas las naciones te alaben por siempre. Ve con buenos ojos a todos los pueblos del mundo. Tú que gobiernas con justicia y diriges las naciones del mundo, bendícelos con buenos frutos y sus pasos serán firmes, alabándote y dando honor a tu nombre.
Que todas las naciones griten tu nombre con alegría y gozo. Llena al mundo con tus bendiciones de salud, trabajo, paz, amor y abundancia. Tú nos prometiste estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo y nosotros te alabaremos por siempre. También transfórmanos, Señor, en un pueblo nuevo, comprometido desde el fondo de nuestros corazones y que tu recibas de cada una de nuestras obras el respeto, el honor, la alabanza y la gloria de la que eres verdaderamente digno; que aunque en la vida enfrentemos dificultades, tengamos quebrantos y seamos perseguidos, sepamos siempre que somos bendecidos por tu poder, pues tu Señor, nos habrás usado en todo momento de manera grandiosa.
Gracias Señor por todo lo que nos has dado hasta hoy y lo que nos tienes preparado para mañana. Como lo dice tu palabra en los versos 4 al 7:
Alégrense y gócense las naciones,
Porque juzgarás los pueblos con equidad,
Y pastorearás las naciones en la tierra. Selah
Te alaben los pueblos, oh Dios;
Todos los pueblos te alaben.
La tierra dará su fruto;
Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
Bendíganos Dios,
Y témanlo todos los términos de la tierra.
Cada día nos confiamos a Ti, pues sabemos que Tú, Señor nuestro, eres fiel y justo. Sabemos que contigo nada nos falta, pues tu nos cuidas, nos proteges del peligro, eres para nosotros nuestra roca protectora y la cueva que nos resguarda de la lluvia. Con tu bendición comenzamos cada día, y te alabamos por siempre. Tuyo es todo el poder y la Gloria. Te alabamos verdaderamente, Señor, Dios único y verdadero. Que todos los pueblos te alaben, que todas las personas que se encuentran perdidas entre las cosas del mundo puedan alzar la vista a los cielos y reconocer tus bondades en sus vidas. ¡Que te rinda honor el mundo entero! Pues todo cuanto hay en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra es obra del Señor. ¡Que Alaben al Señor todas las naciones!