Nueva Biblia Viva (NBV) Salmo 8
Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de David.
1 Oh Señor, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos! 2 Has enseñado a los pequeños y a los niños de pecho a rendirte perfecta alabanza. ¡Que su ejemplo avergüence a tus enemigos!
3 Cuando alzo la vista al cielo nocturno y contemplo la obra de tus manos, la luna y las estrellas que tú hiciste, 4 no logro comprender por qué te ocupas de nosotros, simples mortales. 5 Nos hiciste apenas un poco inferior a un dios, y nos coronaste de gloria y de honra.
6 Pusiste a nuestro cuidado todo cuanto has hecho; todo ha sido puesto bajo nuestra autoridad: 7 las ovejas, bueyes, los animales salvajes, 8 las aves, los peces y todos los seres del mar. 9 ¡Oh Señor nuestro, la majestad y gloria de tu nombre llenan la tierra!
Comentario bíblico devocional del Salmo 8, escrito por Esteban Correa
Versículo 1
En este salmo David exalta la soberanía de Dios sobre su pueblo el mundo y el universo poniendo a su vez en claro cuál es el papel del hombre, la especial creación de Dios en la tierra.
Como iglesia vivimos bajo el dominio del reino de los cielos, el Señor es dueño y amo de nuestras vidas, pertenecemos a la ciudad celestial, y nuestro nombre está inscripto en el libro de la vida. Todos los que hemos reconocido a Jesús como nuestro Señor y Salvador, hemos sido comprados por la sangre de Cristo, quitando todo dominio sobre nosotros a la muerte eterna, al diablo y al poder del pecado.
Por eso ahora vivimos bajo la cobertura del reino de Dios, el Señor es nuestro Soberano. No así aquellos que han decidido negar a Cristo.
Que el Señor es nuestro soberano, significa que nada podrá dominarnos excepto el gran poder y amor de Dios, porque si seguimos al Espíritu Santo tenemos libertad, vida y paz. Su voluntad es para nosotros un deleite y un gozo permanente. Pero Dios no mantiene la misma gracia con quienes viven alejados de su pacto.
David hace también mención de la gloria de Dios sobre toda la tierra, ya que ésta, está sujeta al plan soberano del Señor. En toda la tierra podemos ver la perfección de la creación. Sus maravillosas creaciones están en toda la tierra, aunque muchos la niegan, o quieran quitarle la gloria a Dios, quienes tenemos su luz de la verdad, reconocemos que el Señor es el soberano de los reyes de la tierra, como dice apocalipsis 1:5
“y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” Versión RV60
Su gloria también cubre los cielos, lo cual significa que por un lado podemos ver el universo físico en el espacio exterior, donde se luce la creación grandiosa como las galaxias y todo el ámbito del universo, como también el reino de los cielos espiritual, que es el lugar donde existe el máximo esplendor de Dios manifiesto, que lo gobierna todo, y donde todo irradia Su gloria.
Versículo 2
Este versículo es de carácter profético, fue citado en el nuevo testamento por Jesús, anunciando el hecho particular de cuando el Señor fue aclamado como el “El Hijo de David” por la gente y los niños al entrar de forma triunfal en Jerusalén cabalgando sobre un asno.
En esta entrada fue reconocido por el pueblo de Dios como el Hijo de David. Los judíos sabían que a David se le dio la profecía que de sus descendientes vendría un reino que sería afirmado para siempre. José, el padre legal de Jesús en la tierra, en su parte humana, era un descendiente de David.
Veamos la profecía que se le dio a David sobre esto en 2 Samuel 7:12-13
“Cuando tú mueras, yo pondré a uno de tus hijos en tu trono y haré que su reino sea fuerte. Él será el que me va a edificar un templo, y yo estableceré su trono para siempre”.
El cumplimiento de esta profecía fue cumplido en parte por Salomón, pero el trono establecido para siempre, desde Jerusalén, no tiene fin, y esta palabra es cumplida en Cristo.
Podemos ver otras referencia bíblicas sobre el rey que gobierne para siempre el cual sería identificado como “El Hijo de David”, se puede consultar Jeremías 23:5-6, Isaías 9:6-7 y Lucas 1:31-33
La entrada de Jesús a Jerusalén sobre el asno, es un hecho muy significativo, porque el Señor se encaminaba hacia al templo, lugar del dominio espiritual, ya que venía como un rey espiritual y no como gobernante político.
La expresión: “El hijo de David” evocaba a ésta rey salvador que esperaban los judíos. En Mateo 21:9 podemos leer lo que la gente decía al ver a Jesús entrar en Jerusalén sobre el Asno:
“Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: !!Hosanna al Hijo de David! !!Bendito el que viene en el nombre del Señor! !!Hosanna en las alturas!”
Este acontecimiento de Jesús, fue profetizado en Zacarías 9:9 que dice:
“¡Regocíjate grandemente, pueblo mío! ¡Grita de alegría, Jerusalén! ¡Tu rey viene montado sobre un burrito! ¡Es un rey justo y humilde, y viene a salvarte!” Versión Nueva Biblia Viva (NBV)
En esta entrada se manifestó el reconocimiento del pueblo que mostraba la glorificación de que Él era el rey espiritual de Israel. Pero también aquí estaban sus enemigo que eran los principales sacerdotes y maestros de la ley religiosa. Entonces el mismo Jesús fue quién citó este versículo 2 del Salmo 8 mientras cabalgaba. Podemos ver el relato en Mateo 21:15-16
“Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa vieron esos milagros maravillosos y oyeron que hasta los niños en el templo gritaban: «Alaben a Dios por el Hijo de David».
Sin embargo, los líderes estaban indignados. Le preguntaron a Jesús:
—¿Oyes lo que dicen esos niños?
—Sí —contestó Jesús—. ¿No han leído las Escrituras? (y aquí cita el salmo 8:2)* Pues dicen: “A los niños y a los bebés les has enseñado a darte alabanza”.
Esto fue un golpe para los religiosos que se oponían a Jesús, porque ellos son los enemigos nombrados en el salmo. Pero nada podían decir, porque el Salmo enseña que es Dios quién les da la verdadera revelación a los niños, y aún los niños de pecho podían adorar a Dios y reconocer a Jesús como el Salvador. Los religiosos hipócritas sabían que eso estaba escrito en los salmos y no lo podían contradecir, por eso es que la fortaleza contra ese argumento la daba la adoración que proclamaban los pequeños. Ellos fueron el instrumento escogido por el Señor para tapar la boca de quienes acusaban al Señor.
Veamos para lo dice el Salmo citado 8:2:
“Has enseñado a los pequeños y a los niños de pecho a rendirte perfecta alabanza. ¡Que su ejemplo avergüence a tus enemigos!”
Vale recordar que los niños son sumamente importantes y amados por Dios, porque algo que parece débil es una fortaleza de Dios ante los ojos del mundo y los incrédulos. Jesús mismo dijo que si no somos y le creemos como niños no entraremos al reino de Dios. Mateo 18:3.
Versículo 3 y 4
Seguramente David escribió este salmo en la noche, porque hace referencia a cómo él ve la gloria de Dios en la majestad del espacio, varias versiones dicen: “cuando veo al cielo nocturno” otras simplemente cuando “veo al cielo”, pero en todas nombra la luna y las estrellas, resaltando que estas majestuosas obras de Dios en el espacio exterior nos dan una idea de lo grandioso y poderoso que es Dios.
En lo que se refiere a la amplitud del universo, es maravilloso apreciar lo inmenso del universo, y si nos comparamos a nosotros mismos con todo eso somos tan pero tan pequeños que parecemos insignificantes.
David reflexiona en que Dios pone una atención especial en nosotros, que parecemos tan pequeños y llenos de defectos, y sin embargo somos una especial creación, y no debemos pensar en tamaños físicos como creaciones de mayor valor, nuestro valor está en que somos criaturas creadas a su imagen y semejanza.
El Señor ha hecho algo muy especial de nosotros, somos su creación distinguida; ya que proyectó su imagen, nos hizo semejantes a Él, por eso nos llama sus hijos. Lo grandioso del universo creado por el Señor, es que nos sirve para maravillarnos y adorarlo por su inmenso poder, pero no debemos pensar que valemos poco por ser pequeños.
Somos un verdadero deleite para Dios, tan amados, escogidos y especiales entre toda su creación. Si contemplamos el universo con un telescopio, veremos cientos o tal vez miles de estrellas o galaxias según el alcance del mismo, y esta visión solo nos muestra que la inmensidad de Dios es infinita, difícil de comprender para nuestro punto de vista.
Para Dios lo inmenso o pequeño es circunstancial de acuerdo a su función, no a que lo más grande sea más importante que lo pequeño. El significado y propósito de nuestra vida es algo central en el corazón de Dios.
Por eso David con solo ver el espacio en la noche reflexiona en la gloria de Dios y piensa como habiendo hecho tanta inmensidad y siendo el Señor tan sublime se acuerda de nosotros y nos presta atención.
Él queda maravillado exaltando a Dios ante esta revelación que nos comparte en el versículo 4, que en la biblia Nueva Traducción Viviente, dice:
“¿qué son los simples mortales para que pienses en ellos,
los seres humanos para que de ellos te ocupes?.
Versículo 5
Éste pasaje es citado en el nuevo testamento en hebreos 2:7-8 A partir de esta parte se comienza a revelar cuál es la condición del hombre. Veamos este versículo en diferentes versiones sobre quiénes somos los seres humanos.
En la traducción en lenguaje actual dice:
“¡Nos creaste casi igual a ti! Nos trataste como a reyes”
La Reina Valera 1960 dice:
“Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra”.
La Nueva Traducción Viviente lo expresa así:
“Sin embargo, los hiciste un poco menor que Dios y los coronaste de gloria y honor”.
La Nueva Biblia Viva dice:
“Nos hiciste apenas un poco inferior a un dios”
Se usa en el original la palabra Elohim, que según el contexto, puede usarse para nombrar a Dios, a los ángeles o a los jueces que representan a Dios.
La idea que aquí se transmite es de honor y valor, de superioridad, de que estamos lejos de ser criaturas menores, sino solo un poco menor que los ángeles, tenemos una imagen de la divinidad, por ser hechos a semejanza de Dios.
Aunque en el tiempo presente no tenemos el acceso a Dios como la tienen los ángeles, ni tampoco su esplendor, si tenemos autoridad delegada por el Señor para gobernar la tierra, mientras nos mantengamos en su cobertura, y en la obediencia al Espíritu Santo.
Jesús mismo al hacerse hombre, mientras estuvo en la tierra como nosotros, fue en un sentido, un poco menor que los ángeles y luego coronado de gloria y honra según Hebreos 2:9. Pero ahora, estando resucitado y sentado a la diestra del Padre, tiene autoridad sobre todo principado, potestad, poder y señorío en los cielos y en la tierra. Asimismo nosotros, en la resurrección seremos revestidos de un cuerpo regenerado, y coronados de gloria y honra.
Versículo 6 al 8
El verso seis es una referencia directa al libro de Génesis 1:26-28, cuando Adán y Eva recibieron el poder de gobernar la tierra para dominarla completamente y ser fructíferos en ella.
David expresa todo lo que Él conocía en ese momento del mundo animal, nombra que Dios le ha dado al hombre el gobernar la obra de sus manos. Dios creó el mundo y todo lo que hay en él y luego puso al ser humano para que lo administrara con poder y autoridad.
Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies:
7 Ovejas y bueyes, todo ello,
Y asimismo las bestias del campo,
8 Las aves de los cielos y los peces del mar;
Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
Salmo 8:6-8 Reina Valera 1960
La expresión “Todo lo pusiste debajo de sus pies” es una poderosísima declaración, porque incluso los ángeles, aunque son superiores en poder que nosotros, ellos están a nuestro servicio. Como dice Hebreos 1:14
“¿Acaso no se dedican todos los ángeles a servir a Dios?, ¿acaso no los envía Dios para que ayuden a los que recibirán la salvación?”
Estimados amigos, el Señor nos ha dado autoridad, debes aprender a hablar las palabras de Dios con tu boca y creerlas en tu corazón para mantenerte en la fe a pesar de las pruebas presentes, y verás como la montaña será arrojada al mar, verás cómo tener fe como un grano de mostaza es capaz de doblegar todo enemigo y someter toda tormenta en el nombre de Jesús. Tus ojos lo verán. ¡Sigue perseverando en tu autoridad como hijo de Dios!
Versículo 9
Vimos hasta aquí la majestad de Dios como poderoso y sublime creador y al hombre en su lugar en el orden de la creación. Cuando comprendemos todas estas verdades no tenemos más que postrarnos y darle gloria al Rey de reyes y Señor de señores. ¡Que perfecto es el plan de Dios para nosotros! Y aún conociendo nuestro libre albedrío el Señor proveyó de una solución de antemano para que pudieron restaurar y corregir nuestros defectos y debilidades. El perdón y salvación por medio de la cruz de Cristo. Así termina David este salmo deleitándose y glorificando al Señor, porque su nombre es glorioso en toda la tierra. Amén.
Hagamos ahora una oración basada en el salmo 8
«Padre Celestial te alabamos porque eres glorioso y majestuoso, todo lo que haces está lleno de perfección, justicia y hermosura.
Hazme creer y adorarte como un niño, perdona mi incredulidad y dureza de corazón. Quiero ser como los niños que pueden conocerte sin dificultades.
Todo lo que has creado es inmenso, maravilloso y majestuoso, y aún te acuerdas de nosotros, nos has provisto de un plan hermoso para bendecir al mundo, gracias por no olvidarte de mi Señor y hacerme un heredero de tu reino.
Gracias por habernos dado autoridad para gobernar sobre toda la tierra y haber puesto al enemigo bajo nuestros pies. Tu victoria en la cruz del calvario es nuestra victoria, tu resurrección nos ha abierto la puerta a tu poder de vida, paz y gozo en el Espíritu Santo
Enséñame a ejercer la autoridad que tengo como hijo tuyo, quiero obedecerte y conocerte cada día más, límpiame para que lleve más fruto.
Glorificamos tu nombre que es grande en toda la tierra.
Proclamamos, recibimos y pedimos todo esto en el nombre de Jesús. Amén y Amén».