A continuación leeremos el Salmo 23. usando en este caso: la versión Reina Valera Actualizada. Al final haremos un comentario devocional y una oración final.
Versión audio (texto completo abajo)
Salmos 23
El SEÑOR es mi pastor;
nada me faltará.
2 En prados de tiernos pastos
me hace descansar.
Junto a aguas tranquilas me conduce.
3 Confortará mi alma
y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
4 Aunque ande en valle de sombra
de muerte no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo.
Tu vara y tu cayado
me infundirán aliento.
5 Preparas mesa delante de mí
en presencia de mis adversarios. Unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del SEÑOR moraré por días sin fin.
#2 – COMENTARIO DEL SALMO 23
Ahora veremos un comentario devocional del salmo 23, escrito por Esteban Correa:
(Vs 1 ) David es el autor de este salmo y en los versículos uno y dos, vemos que hace una comparación de Dios con un buen pastor. David era pastor de ovejas y comprendía bien esta actividad. Sabía que un buen pastor estaba para el cuidado integral de las ovejas, para guiarlas por un buen camino y que no se desvíen a lugares riesgosos, un buen pastor facilita el alimento necesario para que las ovejas estén satisfechas y tengan bienestar. Las ovejas necesitan del pastor y deben seguirlo para vivir seguras y con todo lo necesario. Las ovejas que se descarrian y no permanecen bajo su cuidado corren todo tipo de riesgos. Pueden caer en lugares pedregosos y quedar heridos o pueden ser atacadas por lobos. Cuando una oveja queda apartada de la manada, es porque se ha alejado del pastor, quedando susceptible a los embestidas de los lobos o enemigos. El enemigo puede atacar a una persona que se ha apartado de la palabra de Dios, de la oración, de la fe, la obediencia y de congregarse con otros hermanos. Jesús es nuestro buen pastor, que ha dado su vida para nuestro bien y proteccion. Una familia que ora en unidad, un matrimonio que ora por su propia relación y por sus hijos, es una unidad que desata la presencia del Señor. Debemos ocuparnos también como padres que nuestros hijos estén bajo la influencia del Señor para que no queden expuestos a ser influenciados por malas compañías que los alejarán del plan de Dios.
La expresión comienza diciendo “El Señor es mi pastor; nada me faltará” porque en Jesús se nos abrió la puerta para hallar lo necesario para todo nuestro ser. Jesús es la puerta que nos da acceso a un lugar de paz, descanso, refrigerio, alimento espiritual y material. El es nuestro proveedor integral, conoce todas nuestras necesidades tanto físicas como espirituales. Por eso enfocarnos en Él, en la oración, en la obediencia como nuestro pastor, es lo que Dios diseñó para sus hijos. en Juan capítulo 10 verso 7 al 10 Jesús dice:
“yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí eran ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los oyeron. Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.
Este salmo refleja la promesa de que Jesús vino a darnos vida y vida en abundancia. Su palabra es pan y agua para nuestra vida espiritual y física.
(Vs 2) El versículo dos dice: “En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce”. El descanso de los tiernos pastos nos habla de la libertad que encontramos en Cristo, en la salvación. El nos da reposo para nuestra alma. Pero a su vez trata del alimento que el Señor nos provee, ya que aguas sanas con buenos pastos y hierbas es lo que necesita una oveja para estar bien alimentada. El pan para nuestro sustento diario y el pan de la palabra de Dios para nuestro espíritu.
La mención de guiarnos a aguas tranquilas también hace referencia a la promesa que Jesús hizo a una mujer samaritana mencionado de esta forma en Juan 14:14
“Pero cualquiera que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. Esto es la presencia del Espíritu Santo morando en nosotros, manifestando su vida plena, vivificando todo nuestro ser.
Podemos agregar también lo que dijo el Señor en Juan 7:38-39 (RVA-2015)
“El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior. Esto dijo acerca del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues todavía no había sido dado el Espíritu porque Jesús aún no había sido glorificado”.
(Vs 3) El verso 3 nos dice: “Confortará mi alma y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”. La palabra confortar se trata de dar ánimo a aquel que lo necesita, de dar fuerzas al cansado, de dar aliento al que ha pasado por tiempos de desierto. David conociendo la bondad del Señor, sabía que confortaría su alma, y además lo guiaría por sendas de justicia. El señor nos guiará por el camino conveniente, nos ayudará para alejarnos de todo camino torcido y perverso, para hacer su voluntad agradable y perfecta. Damos gloria a su nombre cuando seguimos sus caminos.
Isaías 63:14 nos lo muestra de esta manera:
“El Espíritu del SEÑOR les dio reposo, como al ganado que desciende al valle. Así condujiste a tu pueblo, conquistando para ti un nombre glorioso”.
(Vs 4) En el versículo cuatro el salmista proclama que aunque tenga que pasar por un momento de dificultad, de peligro, de escasez, o de situaciones similares, no temerá, ya que da por seguro que el Señor no lo abandonará, por eso dice: “no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”.
En Mateo 14:27 cuando el Señor caminó por el mar para encontrarse con sus discípulos, que se encontraban en medio de una tormenta, ellos se asustaron, pero les dijo: “—¡Tengan ánimo! ¡Yo soy! ¡No teman!”. El Señor tiene poder para deshacer toda obra del enemigo y que nada nos dañe. Por eso nos dice: “No teman, Yo Soy el Buen Pastor: Siganme, obedezcan mi palabra, porque estoy con ustedes”.
Su Vara es para protegernos, su vara nos protege porque es un elemento de defensa del pastor y el cayado se utiliza para guiar, para mostrar el camino correcto, tal vez a veces el Señor nos llama la atención para que no nos descarriemos.
Siempre debemos poner como prioridad la oración ante diferentes situaciones y decisiones difíciles. Cuando hay dudas, esperar un poco, solicitar la guía del Espíritu Santo, Él sabrá guiarnos de la forma correcta, para que cuando decidamos, estemos llenos de convicción certera, plena certidumbre, gozo y paz que llenan nuestro corazón cuando sabemos que estamos en la voluntad de Dios. Cuando Él nos habla, estamos seguros, nos da plenitud y seguridad. Pero si nos apresuramos y nos dejamos guiar por emociones momentáneas, tal vez nos equivoquemos.
El Señor nos da un panorama claro, nos da sabiduría para decidir, y esto es parte de nuestra vida de seguir al pastor, de ser ovejas obedientes que siguen al buen pastor que nos alienta y motiva para proseguir por un buen camino.
(Vs 5) Este verso nos habla de lo que el Señor prepara para sus hijos. El levantará tu vida, ya que ninguno de los que confìan en él serán avergonzados. Preparará una mesa delante tuyo, en presencia de tus adversarios. Como lo dice el Salmo 25:3 “Ciertamente ninguno de los que confían en ti será avergonzado. Serán avergonzados los que se rebelan sin causa”.
Los que te oprimieron, se burlaron o quisieron lo peor para ti, verán como Dios respalda a sus hijos, a quienes confían en Él. Unge tu cabeza con aceite de gozo y poder del Espíritu Santo.
La unción de Dios está en aquellos que la buscan y se consagran. La unción trae gozo y también revelación para enseñarnos lo que necesitamos. El Señor te quiere hacer rebozar para que seas de bendición a otros.
(Vs 6) El bien y la misericordia siguen a aquellos, que como David, saben amar a Dios sobre todas las cosas. David fue un varón conforme al corazón de Dios, que aunque se haya equivocado, y haya sufrido también las consecuencias de sus pecados, aun así pudo experimentar el bien que el Señor trajo a su vida.
El bien del Señor, hace que las cosas salgan a nuestro favor. Como dice romanos 8:28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que lo aman; esto es, a los que son llamados conforme a su propósito.
Amar a Dios es la clave, seguir las pisadas del buen pastor. La misericordia es para cuando necesitamos el perdón y la restauración, que aunque no la merezcamos, su misericordia nos sigue para alcanzarnos. Aunque alguien se sienta que ha fallado al Señor, que ha hecho cosas inmorales o incorrectas, la misericordia de Dios te está siguiendo, quiere alcanzarte, deja hoy que esa misericordia te alcance, está a solo un acto de arrepentimiento. Dios está cerca de nosotros, si nos dejamos alcanzar, su misericordia nos trae también “el bien”, que necesitamos para el diario vivir, y recuerda que nos sigue todos los días de nuestras vidas. Gracias al Señor por esto, demos toda la gloria al Padre por su amor eterno que nunca se acaba.
El Salmo concluye: “y en la casa del SEÑOR moraré por días sin fin”. Dios nos guía a la justicia, nos llena, provee, ayuda y conforta, desde ahora y para siempre.
Oremos ahora de acuerdo a las promesas del Salmo 23:
“Padre Santo gracias por darnos a Jesús como nuestro buen pastor, que dio su vida por nosotros. Tú me provees de todo, lo creo y recibo. Eres mi proveedor material y espiritual. Recibo tu plenitud para que nada me falte.
Hazme andar en delicados pastos de reposo, saciame con tranquilas aguas de refrigerio y paz. Dame tu consuelo y conforta mi alma. Guíame por sendas de justicia para dar gloria a tu nombre, que mi pie no tropiece, guarda mis pasos del error y del mal. Tu amor echa fuera todo temor, nunca me abandonas, estás conmigo en todo tiempo.
Recibo tu aliento y guía que me lleven al camino correcto. Condúceme por tu Espíritu Santo. Levántame Señor y adereza mesa delante de mí, en presencia de mis adversarios. Recibo tu unción de gozo y sabiduría. Hazme rebosar de bendiciones a mi y a mi familia. Me deleito en tu bondad y misericordia, recibo tu bien y andaré con tu favor todos los días de mi vida. Lo creo, recibo y lo pido en el nombre de Jesús. Amén”