Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron. (Hechos 16:25-26)
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Cuando llegan los momentos de dificultad, las pruebas, posiblemente lo que menos deseemos hacer es cantar. Podríamos enumerar algunas reacciones frecuentes que posiblemente practiquemos como, enojarnos con las personas involucradas en el problema, discutir, considerar la alternativa de una venganza, tratar de buscar soluciones o alguna salida razonable a tal dificultad, contender con Dios, llorar, quejarnos, amargarnos y podríamos agregar más, sin embargo practicar la alabanza y la acción de gracias en medio de las dificultades parece ser algo poco habitual en muchos de nosotros.
Sin embargo esta práctica se vuelve lógica y razonable cuando miramos nuestras circunstancias con los ojos de la fe. Cuando comprendemos que a pesar de todo Dios tiene el absoluto control y dominio de cada circunstancia.
Nuestro enemigo, el diablo, jamás espera que en esos momentos difíciles salgan de nuestros labios palabras de agradecimiento o alabanzas a nuestro padre Dios.
Leemos en Job (1.6-11) VLA
«El día en que los ángeles tenían por costumbre presentarse ante Dios, llegó también el ángel acusador. Y Dios le dijo: — ¡Hola! ¿De dónde vienes? Y este le contestó: —Vengo de recorrer toda la tierra. Entonces Dios le preguntó:
— ¿Qué piensas de Job, mi fiel servidor? No hay en toda la tierra nadie tan bueno como él. Siempre me obedece en todo y evita hacer lo malo. El ángel acusador respondió: — ¡Por supuesto! ¡Pero si Job te obedece, es por puro interés! Tú siempre lo proteges a él y a su familia; cuidas todo lo que tiene, y bendices lo que hace. ¡Sus vacas y ovejas llenan la región!. Pero yo te aseguro que si lo maltratas y le quitas todo lo que tiene, ¡te maldecirá en tu propia cara!.
Está claro que el enemigo de nuestras almas está muy interesado en nuestra reacción. Pero lo más importante es que Dios se alegra y enorgullece al ver en sus hijos la actitud correcta. Ofrecer alabanzas en medio de las situaciones de dificultad y elevar una oración de petición acompañada de agradecimiento revela que comprendemos que más allá de todo, Dios tiene el control de cada situación que vivimos, ni un pajarito cae en tierra sin la voluntad del creador.
Diariamente se elevan al trono de Dios millones de peticiones, pero solo algunas pocas acciones de gracias. La fe y la confianza en un Dios soberano, producen paz en nuestro corazón y a su vez permite al Señor actuar a nuestro favor. La alabanza en medio de la crisis es una de las expresiones más elevadas de fe.
Cuando una melodía de alabanza sale de tus labios en tiempo de prueba, es porque tus ojos han podido mirar más allá de las circunstancias, has visto la grandeza de Dios emergiendo del oscuro horizonte, como un poderoso gigante, estremeciendo, doblegando al enemigo y disponiendo su poderío y autoridad a tu favor.