Una de las tareas más importantes que Dios quiere hacer, es guiarnos en el camino que debemos seguir y hacernos entender su voluntad. Si elevas hoy tu alma al Señor, su buen Espíritu te guiará a terrenos sin obstáculos.
Salmo 143:8-10 (NVI) “Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. Señor, líbrame de mis enemigos, porque en ti busco refugio. Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos”. No es una oración insignificante pedir a Dios que guíe nuestro camino, ciertamente Él lo hará. Solo Dios puede coordinar todas las cosas y personas, todo lo que pasa en el mundo invisible, como lo que sucede en las situaciones cotidianas, Él es capaz de hacernos entender, de hacernos saber el camino que debamos seguir. Cada día en cada situación, para nuestra familia, nuestro trabajo, nuestras tareas cotidianas y nuestro servicio para Él, para todo, Él nos quiere y necesita guiarnos, ya que conoce todo desde una perspectiva que nosotros jamás podríamos entender. Elevemos nuestra alma hacia el cielo y pidamos si guía, confiemos, porque el ciertamente está y se hará entender claramente, podremos ver, podremos sentir y palpar. Nuestra misión es elevar el alma y pedir que nos señale el camino.
Hagamos juntos esta oración:
“Dios mío, hoy elevo mi alma hacia ti para que me señales el camino en cada detalle de mi vida, líbrame de mis enemigos, enséñame a hacer tu voluntad, y que tu buen Espíritu me guíe a un terreno sin obstáculos, te lo pido en el nombre de Jesús, Amén”