Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. (Jeremías 29:12-13)
El secreto para vivir una vida abundante y victoriosa consiste en establecer y cultivar una buena relación con Dios. Mantener una buena comunión con Dios nos provee paz, seguridad y gozo, más allá de las de las dificultades que debamos atravesar o las circunstancias que nos rodean.
La comunión con Dios se inicia cuando abrimos nuestro corazón a Jesús. Se mantiene cuando nos consagramos a Él, apartándonos del mal, guardando sus mandamientos y haciendo su voluntad. Se fortalece cuando tomamos tiempo para estar con Dios a través de la oración y la meditación bíblica.
La oración es el medio por el cual permitimos e invitamos a Dios para que nos vigorice, nos llene de energía espiritual. Este fortalecimiento nos da el poder para vivir victoriosos venciendo al mundo, la carne y el pecado.
Por medio de la oración obtenemos más poder y llenura del Espíritu Santo. Esta llenura del Espíritu nos capacita para vencer las debilidades, los malos sentimientos, las tentaciones, los rencores y todas aquellas cosas que nos quiebran interiormente y traen inseguridad y frustración.
La oración ferviente y de fe transformará los problemas en soluciones, la preocupación en paz, el sufrimiento en gozo, la enfermedad y dolor en sanidad y restauración, la pobreza y necesidad en abundancia, las tentaciones en victorias y la falta de dirección y sabiduría , en sagacidad y proyección clara para cada área de nuestra vida.
Tal vez te cueste orar. A todos nos sucede. Iniciar nuestro momento de oración puede resultar difícil pero una vez que comienzas y te entregas a la tarea El Espíritu Santo viene y te ayuda en la debilidad. Luego todo fluye naturalmente y se transforma en una delicia.
Aunque te cueste, o no tengas mucha motivación querido amigo, A pesar de ello no desistas en el intento de buscar cada día su presencia. Ahora mismo comienza, y poco a poco estarás disfrutando del maravilloso placer de estar cara a cara y en comunión con tu Padre celestial.
Oremos así:
«Te ruego Señor que me enseñes a orar. Dame fortaleza y constancia para estar cada día en tu presencia.
Quita la pereza, el desánimo y dame valentía y motivación para buscar tu rostro.
Espíritu Santo ayúdame en mi debilidad.
Recibo ahora fortaleza espiritual, paz, gozo, perdón, limpieza, sanidad, liberación, prosperidad económica y espiritual, sabiduría y todos los recursos disponibles que necesite para vivir una vida abundante y victoriosa.
Pido creo y recibo todo esto en el nombre de Jesús, amén».