Muchas de las cosas que te suceden tienen el propósito de moldear tu corazón, Dios quiere que llegues a ser cada día más parecido a Jesús. Esta es la manifestación que puede cambiar al mundo: Que seamos un reflejo del Hijo de Dios.
En Filipenses 1:6 dice: “Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva”. El mayor interés de Dios, es perfeccionar nuestro corazón para transformarlo a la imagen de Jesús. Muchas veces nos tocará vivir situaciones donde tendremos que tomar la decisión de morir a nuestro orgullo para darle lugar al amor de Dios y así podamos ser más parecidos a Jesús. La gran meta de Dios con nosotros y el gran llamado fundamental que todos los creyentes reciben, es ser llegar a ser cada vez más un reflejo de Cristo. Andar en amor, es una de las cosas que tendremos que practicar todos los días, andar en amor es ser pacientes, benignos, misericordiosos, compasivos y perdonadores con los fallas ajenas. Un corazón que se deja moldear por el Espíritu Santo es un corazón que agrada a Dios, y que será bendecido grandemente.
Hagamos juntos esta oración: “Señor Jesús te alabo y adoro porque eres mi mayor ejemplo, eres mi luz, mi camino y mi vida. Derrama en mí tu Espíritu Santo para que pueda ser como tú. Declaro que mi corazón se perfeccionará y haré morir las obras de la carne en el nombre de Jesús. Amén”.