La confianza en Dios es algo que debemos atesorar en nuestro corazón, teniendo la seguridad de que todo saldrá bien y haciendo que nuestros pensamientos estén en obediencia a la voluntad del Padre. Pensar en todo lo que es verdadero, lo que merece respeto, lo justo y bueno como se nos dice en Filipenses 4:8, es lo que nos hará subir escalones de fe que nos llevarán al camino destinado para nosotros, así como también harán que las bendiciones nos persigan en donde quiera que estemos.
A Dios le agrada cuando ponemos toda nuestra confianza en ÉL dejando a un lado las circunstancias, siendo la mayor prueba de amor y agradecimiento que nosotros le podemos dar y justo en ese momento es cuando inesperadamente suceden milagros en nuestras vidas.