La palabra de Dios te aleja de ser engañado, y te da la fuerza para vencer a los engañosos impulsos del pecado, que te quieren seducir para incurrir en transgresión y alejar tu vida de la verdadera bendición.
En Génesis 3:5-6 dice: “Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal. La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió”.
La serpiente formó en Eva la imagen de un Dios engañador, la convenció de que Dios les ocultaba algo que no quería darles. Una vez sembrada la duda de engaño en su corazón, ella percibió las cosas de otra manera, la codicia manejó su alma. Sus sentidos sensoriales se corrompieron. Y de repente “Vio el árbol hermoso” en forma de tentación prohibida. Aquí el diablo usó el sentido visual, luego “Le pareció su fruto delicioso” tentándola con un placer, por último “quiso la sabiduría”. Esto fue codiciar el poder. Dios tiene lo mejor para nosotros y no necesitamos incurrir en transgresiones, ya que el Señor nos entregó todo lo que necesitamos para ser felices y nada bueno nos ocultó. No te dejes llevar por los sentidos que te impulsen a desobedecer, hazlos morir, y el Señor te llenará con su plenitud.
Hagamos esta oración:
“Señor Dios mío, perdóname si he dudado de tu fidelidad en algún momento. Lléname de tu Espíritu Santo para alejarme de toda forma de pecado, en Cristo tengo todo para estar pleno, lo creo y declaro en el nombre de Jesús. Amén”