«Que lo repitan los que adoran a Dios: «¡Dios nunca deja de amarnos!» Perdida ya toda esperanza, llamé a mi Dios, y él me respondió; ¡me liberó de la angustia! Dios está conmigo: no tengo miedo. Nadie puede hacerme daño, Dios está conmigo y me brinda su ayuda. ¡Estoy seguro de ver la derrota de los que me odian!» Salmo 118:4-7
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