Los celos han sido la causa de grandes conflictos desde el comienzo de la humanidad, el primer asesinato registrado en la biblia cuando Caín mata a su hermano, Abel fue a causa de los celos. Hoy en día sigue siendo el desencadenante más importante por el cual los matrimonios se separan, hay conflictos laborales, y se dividen las iglesias.
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Los celos son parte de la naturaleza humana. Bien encausados permiten cuidar y proteger lo que nos pertenece. El celo enfermizo destruye. Quita la paz, la vida de una persona atrapada en este problema no puede ser libre y disfrutar felicidad, sus días son grises, tristes y sazonados con el gusto amargo del temor.
La persona celosa, posee una baja autoestima. Tiene temor de que alguien ocupe su lugar o le quite la fuente de felicidad, bienestar o posición que posee.
Para destruir las cadenas esclavizantes de los celos es necesario
Confiar más en Dios y dejar las sospechas de lado.
Entender que siempre habrá personas mejores que nosotros en algunas áreas, o que se desenvuelven con mayor distinción en algunas actividades, pero cada uno es único y especial y todos podemos ese algo que nadie puede imitar y que nos caracteriza y diferencia de los demás.
Darte el lugar que te mereces. No eres alguien sin valor. Dios entrego su hijo por ti. Seguramente muchas personas a tu alrededor te aman y valoran tus cualidades.
Reemplazar celos y amor posesivo por el amor que brota de un corazón lleno del amor de Dios
1 juan 4:18 “Donde hay amor no hay miedo. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente.”
Notemos la frase, “el amor perfecto echa el miedo”. La pregunta es ¿cuál es el amor perfecto?
El amor perfecto, El verdadero amor es el amor de Dios, y cuando ese amor llena tu corazón por medio del Espíritu Santo, podrás amar de acuerdo a lo que nos enseña…
1cor 13:4-7 “tener amor es saber soportar, es ser bondadoso,es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso,, ni grosero, ni egoísta, es no enojarse ni guardar rencor. Es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo. Dios puede cambiar esa actitud enfermiza de tu corazón por confianza, seguridad, dando paso al amor de Dios puro y verdadero, el cual te permitirá ser libre y amar sin reproches.