No te afanes por lo que tengan los demás, medita en todos los talentos que el Señor te entregó a ti, y aplícate a desarrollarlos, porque tienes tesoros aún no descubiertos en tu corazón. De pronto lo que tú crees, que es bueno para los que observas, resulta que para ellos no está bien; entonces debes apartarte de formar parte de la inconformidad, y centrarte en descubrir todos los secretos que Jesús quiere revelarte, sus maravillas incomprensibles y prodigios sin número.