Devocionales

No hay gigante que Dios no pueda derribar

La historia de David y Goliat nos enseñan que los gigantes son aquellas situaciones en las que nos sentimos intimidados, nos atemorizan. En algún momento todos debemos enfrentar alguna situación que nos provoca desánimo y duda porque nos parece muy difícil.

Pero es allí cuando podemos ver que la fe deja de lado toda duda, temor e incredulidad y puede comenzar a ver al gigante como derrotado, sabiendo que el mayor de todos los gigantes es Dios, quien envió a Jesús para que nuestra herencia sea salud, victoria y paz.

Haga clic para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Arriba