¡Qué importante es poder desarrollar nuestros ojos espirituales! Solo de esa manera podremos entender el obrar de Dios y el vivir por fe. Cada vez que una puerta se cierra, es porque hay otra mucho mejor que se está por abrir. En la clase de hoy aprenderemos acerca de la importancia de ver más allá de lo que captan nuestros ojos naturales y poder así entender lo que Dios desea enseñarnos. Asimismo podremos identificar cuáles son los obstáculos de la visión espiritual y como apartarlos de nuestro camino.
La falta de visión es uno de los mayores obstáculos que una persona puede enfrentar en su desarrollo. Cuanto más en un creyente, que al ver una circunstancia difícil no ve el propósito detrás de ella. En Efesios 1:18 el apóstol Pablo ora a Dios para que los cristianos puedan entender verdaderamente quienes son en Cristo y cuál es la esperanza que tienen. Los creyentes de Éfeso especialmente estaban sufriendo una gran persecución. Al decidir por Jesús, sus vidas corrían grave riesgo. Es por eso que necesitaban recordar la esperanza y que Dios no se apartaba nunca de su lado.
¿Cómo darse cuenta que falta visión espiritual? La visión espiritual está cerrada cuando una persona deja de ver con optimismo su vida y deja de basarse en la Palabra de Dios. La fe y la esperanza deben ser cultivadas diariamente. Es vital entender el propósito que el Señor tiene para poder tomar posesión de todo lo que nos pertenece en lo espiritual.
Un hijo de Dios no se sorprende con las casualidades, sino que entiende que existe una causalidad en todo. Cuando una situación trae confusión y no entendemos bien cómo debemos actuar, entonces es necesario orar y pedir que nuestra visión espiritual sea abierta para actuar con sabiduría.
En Romanos 8:28 el Señor nos enseña claramente que siempre hay un propósito. Aunque a veces, las circunstancias no sean nada fáciles, cuando nuestra fe está basada en Jesús, todo termina por ayudarnos.
La lección de la levadura
En Marcos 8:11-17 vemos que Jesús les estaba queriendo enseñar una gran lección. Los discípulos no lo llegaban a comprender porque todavía su visión espiritual no estaba totalmente abierta. Solo alcanzaban a entender lo terrenal y no entendían lo eterno. De igual manera, nosotros podemos ser confundidos si no le permitimos al Espíritu Santo que nos ilumine y nos abra nuestros ojos espirituales.
A continuación veremos tres obstáculos que nos impiden desarrollar nuestra visión espiritual y ver lo que Dios está obrando. Los obstáculos son:
1) El orgullo. Jesús lo simbolizó con la levadura. Ésta se utiliza para que una masa se eleve, sin embargo, demasiada puede arruinarlo todo. A veces estamos en la iglesia y el orgullo nos nubla la vista y no podemos captar lo que el Señor nos quiere enseñar. Nos preocupamos demasiado por los demás pero no nos dejamos examinar. Si quieres ver el mover de Dios, es necesario que quites el orgullo del medio, que te rindas ante su presencia y te dejes moldear. En Proverbios 13:10 (NVI) dice claramente que el orgullo genera problemas. La valentía no es solo para los súper héroes, sino que es la capacidad para admitir los errores, animarse a cambiar y pedir ayuda a tiempo. En cambio el orgullo trata de acomodar todo para generar una falsa apariencia de perfección. Dios busca corazones simples y humildes. En Filipenses 2:5-9 observamos el ejemplo máximo de humildad y dependencia. Jesús lo tenía todo, pero en lugar de aferrarse a sus derechos, se humilló para que el plan del Padre Celestial pudiera cumplirse a la perfección. La persona humilde no es autosuficiente ni le echa la culpa a otros, sino que depende claramente de Dios y deja que su corazón sea moldeado.
2) La mirada en lo inmediato. Jesús en la barca quería enseñarles acerca de cómo mantener limpio el corazón y ellos solo pensaban en lo terrenal. Se perdían de vista la gran lección de vida por creer que Jesús tenía hambre. Lo que muchas veces impide ver el obrar del Señor es que no tenemos puesta la mirada en Él sino en el problema. Esta es la mirada a corto plazo. Es el preocuparse tanto por lo inmediato que perdemos de vista el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros. Lo que hoy está ocurriendo es solo una parte de tu formación hacia lo que el Señor tiene por delante. Si le permitimos al Espíritu Santo que abra nuestros ojos, no solamente veremos lo que falta por conseguir sino que también entenderemos que hay una victoria que se está acercando y que hay metas más altas que podremos alcanzar. Hoy es tiempo de declarar a esa circunstancia inmediata que no vas a bajar los brazos sino que vas a ver cosas mayores que vienen de parte de Dios!!! No observes solamente tu presente sino anímate a ver con los ojos de la fe lo que realmente va a perdurar por la eternidad!
3) Memoria a corto plazo. Los discípulos estaban preocupados porque no tenían suficiente alimento. ¡Mientras que Jesús era el mismo que momentos antes había multiplicado el alimento y había saciado a más de cuatro mil personas! Cuando no podemos recordar las bendiciones pasadas, nos da temor el futuro. Lo fiel que fue Dios en el pasado también va a repetirse en el presente y en el futuro porque Él no cambia! En Hebreos 11 tenemos un claro ejemplo de esto. Dios tiene en cuenta tu fe y tu fidelidad y si Él ha levantado a quienes nos precedieron, entonces también lo va a hacer en estos días! No perdamos memoria de todas las maravillas que el Señor ha hecho en el pasado, sino que creamos en lo que sigue siendo capaz de hacer hoy.
En Marcos 8:22-25 Jesús tocó a un ciego y su vista fue restablecida paulatinamente. Tu visión espiritual también está en un proceso de transformación. Es por eso que si permites con humildad que sea Dios el que te guíe, te exhorte y te moldee podrás entender mucho más de lo que hasta ahora podías ver.
Es necesario dejar de poner tanta atención en los problemas porque son solo temporales y poder ver así lo que realmente Dios quiere enseñarnos. Si Dios levantó y renovó las fuerzas de tanta gente en el pasado, lo quiere hacer también hoy en tu vida! No descuides tu santidad por un gusto momentáneo, hoy es tiempo de rendirse ante nuestro Dios y confiar en Él porque lo mejor está por venir!. Por Claudio Freidzon