En esta mañana queremos enseñarte del refrigerio de Dios, ese espacio de descanso y confianza en sus acciones a favor tuyo, que te llenarán de paz y serenidad; te ayudarán a olvidar todo aquello que te dañó.
Hoy, sentirás como el poder de la palabra de Dios te limpia y te purifica de cualquier contaminación de carne y espíritu. Dejarás de sentir esa necesidad de revancha y de justicia por tu propia mano.
Deja todo en manos del Padre Celestial, y verás su gloria. En el Nombre de Jesús, amén.