Por Esteban Correa
Si antes tenías pensamientos de odio, envidia, ira, venganza o lujuria; ahora deben predominar los pensamientos de perdón, paz, amor, fe y santidad. Tus pensamientos son muy importantes, lo que tenemos dentro de nosotros es la clave del estado espiritual.
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El hábito de vida que llevamos, lo que hacemos y practicamos cada día describe nuestro verdadero estado espiritual. Si notas pensamientos de temor, amarguras, heridas o frustración; desechalos hoy mismo, todo lo que pienses es lo que crece en tu vida. Nuestro corazón debe estar lleno de la presencia de Dios, nuestra mente debe funcionar como la mente de Cristo. No permitas que pensamientos negativos te dominen, comienza a cambiar hoy por la palabra poderosa del Señor todo pensamiento negativo por uno de fe.
Cuida tu interior como lo más importante, vigila cada sentimiento que te quiera surgir, confiésalo delante de Dios y deséchalo en el momento. Las raíces de amargura, las maldiciones, y las fortalezas negativas están todas en la mente y corazón que son la torre de control de nuestras decisiones.
Todo lo que reconozcas como ataduras espirituales, temores o fortalezas mentales se te irán, en primer lugar, cuando decidas enfrentarlos, nadie cambia si no quiere cambiar.
Santiago 4:8 nos enseña: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes”
En segundo lugar debes ser sincero ante Dios y confesar lo que te sucede, sea lo que sea, enciérrate en oración a Dios y pasa un momento con Él contándole todo lo que te pasa. Luego debes renunciar a todo lo malo en el nombre de Jesús.
Debes recibir la palabra de Dios hasta que se haga parte esencial de tus pensamientos y sentimientos, debes meditarla, estudiarla y memorizarla, ella te hará libre de toda mentira.
La muerte y la vida están en el poder de la lengua. Prov. 18:21
No te desanimes, nada es más poderoso que la palabra de Dios para transformarte. Escuchando mensajes de fe también te renovarás para no caer en mentiras. Dios esta contigo, no te desanimes en nada.
En la medida que te sigas llenando de la palabra de Dios no solo tus pensamientos van a cambiar, sino tu visión de la vida y tus palabras serán totalmente distintas; verás cambios en todo tu alrededor, tendrás una vida abundante, llena de paz, salud, prosperidad y unción para ser una verdadera bendición a otros.
El Salmo 1 nos dice que si meditamos de día y de noche en la palabra de Dios seremos como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!”